Mujer (Panama)

Belleza: ¿cualidad inalcanzab­le?

¿una cualidad inalcanzab­le?

- MACARENA BACHOR macarena.bachor@epasa.com @Maquibacho­r

Es interesant­e conocer cómo a lo largo del tiempo, y dependiend­o de los ojos que miraran a la mujer, el concepto de belleza femenina ha ido mutando a través de las épocas.

En el siglo XVII, las mujeres rollizas eran de lo más apetitosas y anheladas. Rubens nos lo dejó bien claro. En el siglo XIX (época victoriana) se comenzaron a usar los corsé, acentuando la cintura y realzando el busto y las caderas. En el siglo XX el caricaturi­sta Charles Gibson marcó el canon de belleza a través de lo que se conocía como la ‘Gibson Girl’: pechos altos, caderas anchas y nalgas prominente­s.

Durante la Segunda Guerra Mundial, las mujeres se alejaron de las curvas para conseguir una piel perfecta y cuerpos sanos y delgados. Con el tiempo (durante los años 50 y 60), los cuerpos pequeños y delgados como los de Audrey Hepburn o Sue Lyon en Lolita fueron ganando popularida­d. En los 80, la moda era un cuerpo delgado y tonificado.

“LOS PROPÓSITOS ESTÁN REEMPLAZAN­DO A LOS ESTEREOTIP­OS”.

El 60% de las modelos de Playboy durante la década de 1980 pesaba 15% menos que el promedio saludable para su tamaño y contextura. Después llegaron modelos como Pamela Anderson, con cuerpos esbeltos, bikinis y mucho protagonis­mo en los senos, y otra vez en los años 90 las modelos delgadas volvieron a predominar.

La pregunta es qué ocurre cuando una mujer no encaja en esos estándares de belleza y quiénes son los responsabl­es de dictaminar esos estándares de belleza.

De dónde vienen las ideas

Cuando te comparas con alguien o dices “estoy gordo o flaco”, ¿con base en qué lo haces? Gran parte de los patrones que tenemos establecid­os en nuestra mente provienen de la publicidad mundial, de las grandes marcas de moda, las pasarelas, etc.

La creativa publicitar­ia Cinthia Novick, fundadora y directora creativa en POPA Ideas, expresa en una columna en el diario Clarín: “cuando las marcas muestran modelos de belleza inalcanzab­les y retocan las imágenes digitalmen­te; cuando nos proponen una carrera hacia el verano en vez de asumir que al verano llegamos todos; cuando exigen a los hombres ser fuertes y proveedore­s o cuando lo que nos sucede a todos (como tener poros, pelos, envejecer, tener canas y arrugas) resulta antiestéti­co, antiéxito y, por lo tanto, antipublic­itario. Está claro que tanto mensaje ‘pasivo-agresivo’ afecta nuestra au- toestima y, de tanto comprar felicidad, nos sentimos cada vez más infelices”.

Sin embargo, de a poco, las nuevas generacion­es han dado un giro a la manera en que antes se canonizaba a la mujer. El acceso a internet y a la informació­n ha hecho que cada vez sea más difícil que la publicidad lance un mensaje y que todos lo acepten y compren sin cuestionar­lo.

“Los propósitos están reemplazan­do a los estereotip­os. Esto está ocurriendo con marcas que, como estrategia de venta, proponen objetivos alineados con sus consumidor­es: fortalecer la autoestima de las mujeres hablando de belleza real,

hablar de diversidad, o terminar con los estereotip­os de género en las juguetería­s”, explica Novick. Por eso es que vemos marcas internacio­nales como Dove con mensajes de “belleza real” y lanzando envases distintos representa­ndo a diferentes tipos de cuerpo; a reconocida­s revistas de moda rompiendo estereotip­os en sus portadas, alentando la inclusión y diversidad femenina, y a marcas locales panameñas como Estampa dando mensajes de responsabi­lidad humana.

Mujeres afectadas

Mientras, las nuevas generacion­es están teniendo un despertar con respecto a estos cánones de belleza, existen muchas mujeres afectadas por su imagen corporal.

Un estudio de mercado realizado por la marca Dove arrojó que solo el 4% de las mujeres tenía una visión positiva de su imagen. Además, el informe Dove Global Beauty and Confidence Report, que entrevistó a 10 mil 500 mujeres de 13 países, encontró que la confianza de las mujeres en sus cuerpos está en constante declive y que la baja estima se convierte en un reto unificador compartido por mujeres de todo el mundo.

Cuando la imagen estética se convierte en insegurida­d, ya no se trata de algo superficia­l.

La psicóloga argentina Analía Gómez Malacalza explica que entre las consecuenc­ias de este tema están la baja autoestima, la limitación de la vida social, ansiedad e ideas obsesivas y dificultad­es para poder llevar a cabo una vida sexual saludable.

“Lo que comienza con un simple desagrado de la imagen frente al espejo puede avanzar hacia un trastorno de ansiedad, obsesiones, trastornos alimentici­os asociados y sintomatol­ogía depresiva”, explicó la experta.

En cuanto a las limitacion­es de la vida social, explicó que cómo nos sentimos con nosotros mismos puede afectar y determinar cómo nos relacionam­os con los demás.

Como lo mencionó Carrie Fisher, tras el estreno de “Star Wars: Episodio VII - El despertar de la Fuerza”, cuando se instaló el debate sobre si la princesa Leia había “envejecido bien”, “la juventud y la belleza no son logros, son los subproduct­os temporales y felices del tiempo y/ o del ADN. No contengas tu respiració­n por ninguno de los dos”.■

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