CIFRAS DE DISCAPACIDAD
La Primera Encuesta Nacional de Discapacidad (2006),
indica que en Panamá existen 370,053 personas con discapacidad (11.3% de la población). De ellos, 83,757 personas poseen discapacidad visual, la cual es la segunda discapacidad que más prevalece en la población panameña, precedida por la discapacidad múltiple. te la aplicación) para indicarle al chofer, por medio de una notificación, dónde desea bajarse.
La tercera aplicación, Tutor, le señala a una segunda persona la ubicación, en tiempo real, del individuo con discapacidad visual.
Ángel Henríquez (uno de los estudiantes que comenzó el proyecto) trabaja en la implementación de una cuarta aplicación llamada OGeo, que facilitaría la experiencia de desplazamiento de las personas ciegas. Funciona con dispositivos ubicados en el techo, que le anuncian al usuario (por medio de vibraciones, colores fuertes y voz) los destinos por los que avanza y cuando finalmente llega al elegido. Se puede usar en empresas, aeropuertos, ferias, universidades, etc. Con este proyecto Ángel participó en 2017 en un proyecto de investigación en Medellín, Colombia, y obtuvo el primer lugar de mejor trabajo internacional.
Si la internet falla
El segundo prototipo del proyecto de investigación está vinculado con el diseño y la implementación de sistemas de comunicaciones por radiofrecuencia, que le permitirá a la persona con discapacidad visual que se encuentre en una parada de autobús saber si el transporte público se aproxima, de manera que pueda solicitar que se detenga.
Está compuesto de tres módulos: el MOVI-ETA, para ser utilizado por la persona con discapacidad visual; el MOVI-Bus, ubicado en el autobús para el uso del conductor, y el MOVI-Stop, que se coloca en las paradas de autobuses.
Itzel ha colaborado con el grupo de investigadores para comprobar la usabilidad y navegabilidad de los dispositivos; ella es quien los prueba y dice si son funcionales para las personas ciegas. “Vemos las ingenierías como algo frío, técnico. La ventaja de este proyecto es el beneficio social, la parte humana. Cuando en Azuero se dio la oportunidad de colaborar con Coclé, uno de los primeros ejercicios fue venir a conocer a la joven Itzel, y les decía a los muchachos que no perdiéramos
de vista que, aunque estuviéramos desarrollando un dispositivo, estábamos haciéndolo para mejorar la calidad de vida de alguien”, subraya el ingeniero José Muñoz, coinvestigador.
Actualmente, MOVIDIS se encuentra en la etapa de pruebas y validaciones. “Ya se validaron tres tipos de “software”, se han hecho demostraciones, pruebas en la calle, en el autobús, pero en áreas controladas”, expresa Vejarano, asegurando que el objetivo es llevarlo a un nivel más complicado, en una ciudad como Panamá, donde existe gran cantidad de paradas que hay que etiquetar para que el sistema pueda producir esas señales de información.
La proyección es poder utilizar el proyecto integrado a un nivel nacional para impactar a la sociedad incluyendo a las personas con discapacidad visual. Sin embargo, Montes ha destacado que en Panamá aún no se cuenta con la adecuación de la infraestructura para los individuos con este tipo de condición, por lo que “nos tomará un poco más de dos años poder sacar un producto utilizable y fiable al 100%. Los productos de MOVIDIS funcionan muy bien y se debe continuar con el trabajo para que puedan ser utilizados”.
Por una educación inclusiva
El desarrollo de MOVIDIS no fue algo casual para la UTP, pues ya la universidad venía dando pasos hacia la inclusión. En 2012, preparándose para el ingreso de Itzel, se realizó un trabajo de investigación con la Secretaría Nacional de Discapacidad (Senadis) y el Instituto Panameño de Habilitación Especial (Iphe) para conocer sobre la discapacidad que presentaba la joven; luego, se hizo un plan de acción para crear interés y preparar a los docentes y al personal administrativo para recibirla.
Además, hubo adecuaciones para mejorar las condiciones de Itzel en la vida estudiantil. Se pasaron los contenidos al sistema Braille, se adquirieron calculadoras científicas especiales con parlantes y la Asociación de Ciegos realizó asesorías sobre los tipos de computadora y de otras aplicaciones para personas ciegas.
También se realizaron jornadas de sensibilización entre la comunidad de estudiantes y se estableció un programa de voluntariado con bienestar estudiantil. “Itzel, por sus condiciones económicas, recibió mucho apoyo de tipo social y económico y fue atendida médicamente”, explica la ingeniera Carballeda.
Aclara que en el ámbito académico, la estudiante no tuvo privilegios, y que las herramientas que le proveyeron fueron para potenciarle sus habilidades.
Itzel es la primera egresada con discapacidad de la regional de Coclé, pero ella no presume de eso, de haberse graduado con un promedio superior a 4 ni de haber ayudado a mejorar una aplicación para personas ciegas. Se siente alguien “común y corriente” (ni una heroína ni una persona diferente), a quien le ha tocado aprender a defenderse para sobrevivir junto a sus hermanos.
Hoy lo único que realmente le preocupa es poder conseguir un empleo digno –desde que se graduó, el Ministerio de Trabajo la llama a actualizar sus datos, pero no la ha ubicado en un puesto–, para seguir adelante, depender lo menos de su familia y hacer su vida tranquilamente como una persona “normal”.