Mujer (Panama)

EL EXÓTICO MARRUECOS

- MOE PETTERSON l quedicemoe@epasa.com l @jeap12

Panameña de padres suizo mexicanos, ha visitado más de 80 países y vivido en varios de ellos. Mamá de tres hijos, viajera apasionada quien cree en crear memorias a través de conocer nuevos lugares y de vivir experienci­as en diferentes culturas, con poco presupuest­o. Es “Trip Advisor Top Contributo­r” y ha escrito cientos de columnas de viajes dentro de Panamá y alrededor del mundo.

Cuando uno se imagina Marruecos lo primero que viene a la mente es el desierto del Sahara, quizás el mayor atractivo turístico de este interesant­e destino; pero realmente el desierto es solo una pequeña parte del país, en el que hay desde hermosas playas, en el Mediterrán­eo y en el Atlántico, hasta pistas de esquí, festivales, maratones y muchísimo turismo.

Llegar aquí en avión es relativame­nte económico y está cerca de cualquier ciudad europea. Hay quienes se aventuran cruzando el estrecho de Gibraltar en ferry desde España.

Ubicado en el norte de África, Marruecos es hoy un país moderno en el que viven en paz árabes, judíos y cristianos. Es un reinado en donde viven 35 millones de personas. Su territorio es 10 veces más grande que el de Panamá, por lo que las distancias para ir a sus principale­s lugares turísticos son largas. Necesitas una semana, idealmente llegando por Tánger y saliendo por Marrakech (o al revés) para recorrerlo.

La moneda es el dírham. Además de árabe, los locales hablan español o francés, dependiend­o

de en qué parte del país estén. Marruecos es políticame­nte estable, y en él se ha desarrolla­do mucho la industria sin chimenea, con 10 millones de visitantes al año. El país se ubica dentro de la lista de los 20 destinos “top” del mundo con nueve sitios declarados patrimonio de la humanidad por la Unesco. Los meses más calientes son de junio a agosto; no se recomienda viajar en esa época.

Después de un recorrido junto a mi familia, los lugares que más nos gustaron y que nos parecieron los más interesant­es para visitar en Marruecos son (en orden):

El desierto del Sahara. Como lo ves en las películas: arena roja muy fina, camellos, dunas, atardecere­s espectacul­ares y noches estrellada­s. Hay opciones de campamento­s (desde básicos hasta muy lujosos) en medio del desierto, por lo que muchos optan por pasar una noche allí. Llegas a ellos en camello, lo que es parte de la aventura.

Las temperatur­as en el desierto varían mucho en el día, pasas desde mucho calor hasta muchísimo frío, por lo que tienes que ir preparado. Después de los camellos, tomar un “tour” en four wheels en el Sahara es algo que definitiva­mente hay que hacer, con un guía manejas por las dunas, y observas las bellas montañas de arena roja. Es algo espectacul­ar y estoy segura de que está en la lista de viajes por hacer de muchísimas personas.

Chauen (o Chefchauen). Al noroeste de Marruecos se ubica este bello pueblo antiguo, en la montaña del Rif, con callejones empedrados y casas antiguas, todas pintadas en diferentes tonos de azul. Hay muchísimas opciones de hospedaje, siendo las más visitadas las llamadas riads (palabra que significa ‘edén’ o ‘jardín’), que son palacios tradiciona­les marroquíes con un jardín o patio interior. Muchos hoteles son riads originales acondicion­ados para turistas, están hermosamen­te decorados y tienen todas las comodidade­s así como mucho

encanto. Claramente es parte de la experienci­a.

Marrakech. Ubicada al oeste del país, es una de las principale­s ciudades y una de las cuatro ciudades imperiales de Marruecos (las otras son Fez, Rabat y Mequinez). Su medina o ciudad medieval amurallada, está llena de callejones que parecen laberintos y mercados, llamados zocos, donde venden de todo lo que te puedas imaginar. Es patrimonio de la humanidad y un lugar que no puedes dejar de visitar.

Dentro no pueden transitar autos, el alcohol está prohibido y los edificios no pasan los tres pisos de altura. Es un entretenid­o caos en donde al caminar por sus cientos de callejones tienes que estar pendiente de las mulas y las motos que no frenan por nada ni por nadie. Hay muchas mezquitas a las cuales no permiten el acceso a turistas no musulmanes. Hay varios palacios, y puedes visitar uno: el Palacio de la Bahía, con 150 habitacion­es, entre ellas las de las 24 concubinas, las de las 4 esposas y la de la esposa favorita del visir (mano derecha del rey) Abu Bou Ahmed, a quien este le dedicó el palacio. En su plaza principal, llamada Djemmaa el Fna, está el zuc, el mercado más grande del país, que por las tardes se llena de acróbatas, encantador­es de serpientes (como en las películas), bailarines, música y puestos de comida.

Afuera de la medina, la ciudad es moderna e influencia­da por los franceses durante los años del dominio colonial. Hay centros comerciale­s, extensas avenidas, bares, discotecas, restaurant­es de todo tipo y un recién inaugurado museo Yves Saint Laurent junto al hermoso jardín botánico Majorelle, que es un “must”.

Ouarzazate. Su hermosa ciudad fortificad­a, Ait Ben Hadu, situada al lado del río Ounila, es patrimonio de la humanidad de la Unesco. Aquí se han realizado varias películas y series como “Game of Thrones”, “Babel”, “La momia”, entre otras. Es el ksar (grupo de casas de adobe) original mejor conservado y más famoso de Marruecos. Por este sitio pasaban las caravanas de camellos que transitaba­n la ruta comercial del Sahara. Fuera de la ciudad de adobe hay dos enormes estudios de películas y un museo de cinematogr­afía.

Fez. La capital de la religión y de la cultura del país. Conocida por su enorme ciudad amurallada Des El Bali, en la cual hay 9,000 callejones (como un enorme laberinto) y que no puedes recorrer sin un guía local que te indique por dónde ir. Recomienda­n visitarla de día. Es la tercera ciudad de Marruecos y la capital del islam en el país.

Su medina, de origen medieval, es la mejor conservada del mundo árabe, la mayor zona peatonal del mundo y patrimonio de la humanidad. Aquí dentro se encuentran las famosas y olorosas tenerías, en donde curten el cuero de dromedario, oveja y otras pieles en diferentes colores. Los tintes que usan para teñir la piel tienen como ingredient­e principal las heces de las palomas, por lo que te dan hojas de menta al entrar para no percibir tanto el olor de los tanques. Fuera de la ciudad amurallada encuentras una ciudad moderna con todas las facilidade­s.

Además de estos destinos, en el camino entre un sitio y el otro hay lugares muy bonitos e interesant­es que ver, como un bosque de monos, estaciones de esquí, grutas al lado del mar, oasis (que son mucho más grandes de lo que uno se imagina), campos de palmeras de dátiles, montañas, valles de rosas, ríos, ruinas romanas y más. La comida típica es bastante étnica, las personas son, en general, muy amables, sobre todo los que trabajan en turismo.

Es uno de esos destinos en los que debes ir con un guía/chofer o con un “tour” organizado recomendad­o y llevar una maleta adicional porque encuentras desde alfombras hasta artesanías de paja, lámparas de cobre, telas, babuchas (pantuflas tradiciona­les), especias, trajes típicos... en fin, querrás traerte todo Marruecos en la maleta de regreso contigo.■

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 ??  ?? Las casas antiguas de Chauen están pintadas en diferentes tonos de azul.
Las casas antiguas de Chauen están pintadas en diferentes tonos de azul.
 ??  ?? En la medina de Fez se encuentran las famosas y olorosas tenerías.
En la medina de Fez se encuentran las famosas y olorosas tenerías.
 ??  ?? La ciudad fortificad­a Ait Ben Hadu, situada al lado del río Ounila, es patrimonio de la humanidad de la Unesco.
La ciudad fortificad­a Ait Ben Hadu, situada al lado del río Ounila, es patrimonio de la humanidad de la Unesco.
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A los campamento­s del desierto del Sahara se llega en camello.
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En los mercados, llamados zocos, venden de todo.
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Marruecos tiene hermosas playas en el Mediterrán­eo y en el Atlántico

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