Pituka Ortega: el referente del cine en Panamá
Directora de IFF Panamá desde sus inicios, mira al futuro con un objetivo claro: ‘queremos que el Festival cumpla 50 años más’.
Directora del Festival Internacional de Cine de Panamá, Pituka Ortega es también directora, productora y guionista cinematográfica. Aunque estudió Historia y Ciencias Políticas en Pennsylvania, Estados Unidos, pronto se cambió al mundo cultural, primero como editora de la revista “Década” y, años más tarde, como cineasta.
En esta última faceta, produjo, escribió y dirigió cortometrajes como “India dormida”, “El mandado”, “Isabel de Obaldía” y “Sacrifictum”, los cuales tuvieron participación en diversos festivales internacionales y el reconocimiento de la crítica. A ese lo siguieron “Historias del Canal”, en el que dirige uno de los cinco cortos que conforman la cinta y que representó a Panamá en los premios Goya 2014, y “La ruta”, su último
trabajo rodado en 2016, con el que se adentra en las penurias del sistema de transporte en la capital panameña.
Pituka Ortega también fue fundadora del Centro de Imagen y Sonido en 1994, organización sin fines de lucro para fomentar la actividad audiovisual en Panamá, y ha sido jurado en festivales internacionales de cine y video en Cuba, Costa Rica y México. Todo ese trabajo en el campo de la cultura panameña ha sido reconocido recientemente en el libro “Mujeres panameñas en las artes en el siglo XX”.
¿Qué se siente al ser reconocida como una de las mujeres de referencia del arte panameño?
Obviamente es un honor. Hay mujeres que han tenido una participación importantísima en el desarrollo de las artes en Panamá, así que ser parte de eso es gratificante.
Sus estudios poco parecían ir vinculados al cine. ¿Cómo se produce el salto desde Historia y Ciencias Políticas?
Yo quise hacer cine desde la primera vez que entré a una sala de cine cuando era una niña. Pero estudiarlo en aquella época no era una opción para mí, no porque mis padres no me apoyaran, sino porque era muy caro y tampoco era una carrera de la que se supiera mucho entonces.
¿Cómo elige los temas que trata en sus películas?
Para mí el cine no es solo una manifestación artística, sino también un agente de cambio. Creo que no nos damos cuenta cuánto rige este arte en nuestro diario vivir. Y eso me pasó a mí, yo aprendí muchas cosas a través del cine. Cuando me intereso por un proyecto, la mayoría de las veces tiene que ver con algo que yo siento que quiero transmitir, que quiero explotar. Para mí Panamá, un país de incongruencias terribles pero también maravillosas, es muy interesante.
El hecho de ser mujer, ¿le puso más dificultades?
Definitivamente sí. Es difícil hacer todo tipo de cosas, sobre todo cuando tienes una posición de liderazgo y eres mujer, porque todo se te cuestiona: tu capacidad, con quién estás relacionada, con quién estás casada, quiénes son tus padres… y también hay ciertas libertades que se toman en ciertos manejos cuando hay mujeres alrededor.
¿Cuál es la importancia de contar historias a través del cine?
El cine es la manera más directa de llegar a la mente, al intelecto, al espíritu, y además el cine es una experiencia social. Cuando muchas personas están viendo una película, en realidad todo el mundo lo está recibiendo en el mismo momento, al mismo nivel. Es como que el cine iguala, equipara todo, y te ríes a la vez, lloras a la vez… En ese sentido, es sumamente poderoso. El cine ha cambiado muchas cosas en el mundo, para bien y para mal.
Hablamos del cine como impulsor del cambio. ¿Qué película destacaría como provocadora de un cambio social?
Yo siempre, como referencia, pongo “Una chica en el río”, el corto de Sharmeen Obaid Chinoy, ganador de un Óscar hace tres años, que aborda los asesinatos que cometen las familias a sus propios miembros para solventar el honor familiar. A raíz del documental, el presidente de Paquistán, decidió crear una ley que prohíba eso, porque antes estaba aceptado, no había ningún control. Y eso es lo que el cine puede hacer en sus mejores momentos.
Imagino que no debe ser fácil combinar su faceta cinematográfica con la dirección de IFF Panamá… ¿Cómo se hace?
No se puede. Por eso en este
momento no estoy haciendo cine. Ahora estoy muy concentrada en que podamos fortalecer el Festival para que siga, que dentro de 50 años continuemos teniendo Festival Internacional de Cine de Panamá. Queremos consolidarlo, hacer las alianzas correctas, y tener las actividades clave, porque el Festival no solo son las películas, sino también todo lo que sucede a su alrededor.
Este año se celebra la 8.ª edición del IFF Panamá. ¿Cuáles son los mayores retos que se han encontrado?
Aun cuando el Festival ha adquirido una reputación internacional y se le mira como el festival de referencia en Centroamérica y el Caribe, no es fácil seguir construyendo y reafirmando todos los años el mejor festival que queremos. Ese es para mí el reto, cómo mantenerte fresco y cómo consolidar la misión del Festival, ya que tenemos un gran compromiso con la formación, con la industria y con el cine de América Latina.
¿Cuáles son las novedades de esta edición?
Este año hemos hecho una alianza con el Festival Internacional de Cine de Locarno (Suiza), uno de los festivales de más trayectoria en el mundo, con más de 70 años, quienes van a dictar un taller para distribuidores, agentes de venta y directores de festivales, para aprender a manejarse en ese mundo. También vamos a tener, por primera vez, un premio Fipresci (Federación Internacional de Críticos de Cine), que va a concentrarse en cine centroamericano y del Caribe.
¿Cómo ha evolucionado el cine en nuestro país?
Ahora se está haciendo muchísimo más cine y creo que aquí, en Panamá, el nivel es muy alto, que hay un cuidado importante ante la producción, y creo que vamos por buen camino. Es una industria muy joven y esperamos que siga creciendo y que se sigan dando diferentes propuestas cinematográficas para, de esa manera, enriquecer a toda la industria. Siento que hace falta más “Diciembres”, pero pienso que también son sumamente importantes los trabajos de un Arturo Montenegro, de un Gustavo García Paredes, de otros cineastas y productores que están haciendo diferentes cosas. Todos son importantísimos porque están construyendo una audiencia nacional, la gente está respondiendo a estas películas, está yendo al cine, y ese es el camino que abren estas producciones. Creo que se está fortaleciendo. La óptica femenina va a ser distinta siempre, su manejo de los temas va a ser diferente, y es necesaria. No es que un hombre no pueda abordar temas femeninos, pero no lo va a entender igual. No solo eso, opino que las mujeres pueden asumir temas de género, raciales, sociales, de ultraje a los derechos humanos… pienso que hay una sensibilidad importante que hasta la fecha las mujeres no han tenido la oportunidad de aportar. Y me parece que en América Latina, aun cuando hay comportamiento negativos, cuando las cosas se nos pueden hacer muy difíciles a las mujeres, hemos empezado a ocupar nuestro espacio.■