CONÉCTATE CON EL AUTISMO
Psicóloga y terapeuta familiar, de parejas e individual en Holistic Mind Steps. De origen francés y panameña de corazón. Curiosa por naturaleza y en constante formación; cree fielmente que a través del autoconocimiento, el amor propio y el bienestar integral, todos podemos alcanzar nuestro máximo potencial.
Según la Organización de las Naciones Unidas (ONU), uno de cada 160 niños es diagnosticado con Trastornos del Espectro Autista (TEA), que incluyen el trastorno autista, el trastorno generalizado del desarrollo no especificado de otra manera (PDD-NOS, por sus siglas en inglés) y el síndrome de Asperger.
Generalmente, un TEA viene acompañado de otros trastornos como el déficit de atención, problemas de sueño, ansiedad y depresión. Inclusive se pueden presentar problemas físicos como los gastrointestinales.
Hay mucha información sobre qué son los TEA, sus síntomas y rasgos. Los profesionales de la salud mental están capacitados para poder identificar un TEA, y mientras más temprano se empiecen los diversos tratamientos, mejor pronóstico del desarrollo más adelante. Quienes tienen un familiar con el diagnóstico saben que el camino es largo, que el acompañamiento y el aprendizaje son continuos; sin embargo, también está lleno de satisfacción, crecimiento, cariño y profunda empatía.
Más grave que estos trastornos es que aún no estamos teniendo las conversaciones necesarias sobre el tema. Hablo de promover la interacción con personas con TEA (sea niño, adolescente o adulto) y saber qué debemos hacer en diferentes situaciones. La mayoría de las personas tienden a excluir, alejarse, aislarse por falta de información o miedo a equivocarse y a las circunstancias que surgen.
La realidad es que un TEA no se “cura” con el tiempo ni al llegar a la adultez, sino que dura toda la vida. A medida que la población siga creciendo, así también aumentarán los casos de estos trastornos. Muy probablemente has compartido con un adulto con autismo y no lo sabías, por lo cual es tiempo de dejar los estigmas y empezar a comprender e integrarse. Hablo de nosotros. Es nuestra responsabilidad conectarnos con el autismo y los otros trastornos.
Todos somos únicos, con o sin TEA, y nuestras necesidades son varias. En el autismo es igual. Cada individuo tiene necesidades muy particulares y el primer paso es identificarlas.
Las personas “convencionales” damos por sentado cosas como sonidos, un tono de voz o cierto tacto, pero todos somos sensibles
a algo. Sin embargo el aspecto sensorial en el autismo está por lo general muy comprometido y esa sensibilidad se potencia ante cosas que nos parecen insignificantes.
Las crisis, desbordes o explosiones en un niño con autismo a veces pueden identificarse rápidamente y a la vez es un misterio ver qué lo detonó. Un niño con o sin autismo no suele hacer una crisis por “malcriadez”, sino porque el malestar es tan grande y su capacidad de comunicarlo es tan limitada, que hace lo que puede para dejar de sentirse mal.
¿Qué podemos hacer? Acercarnos y preguntar qué saben los padres, qué le gusta o no le gusta, pero sobre todo, no excluir. En lugar de pensar que a las personas con autismo no les gusta que los “molesten”, debemos reflexionar que ellos tienen la misma necesidad de conectar, solo que muchas veces no han aprendido a pedirlo, y eso de las “normas sociales” no son tan claras para ellos.
También quieren jugar, reírse, integrarse y formar parte de una comunidad. Por lo que está en nuestras manos poder ayudar a construir el puente, y eso se logra a través de la curiosidad, educación y empatía.
Además, detrás del autismo hay que recordar que está una familia que se leyó y memorizó todas las recomendaciones de los especialistas y libros, y que al final del día, el ofrecer una ayuda, querer aprender a entender y compartir con ellos, puede ser el mejor apoyo. Todos queremos lo mismo: conectar con otro, ser aceptado y querido, a pesar de nuestras diferencias, y que nos reconozcan nuestras cualidades excepcionales.■