CARTAS DE AMOR
Aurelio escribe cartas para sus niñas. Espera con ansias el momento en que Alessa y Rafaella puedan leer y analizar muchas cosas, para que conozcan cada uno de los escritos que sus miradas y sonrías inspiraron en él. “Siempre escribo para ellas, ojalá algún día lean todo”, dijo.
La felicidad que le dan la fotografía y la música a Aurelio Tamayo no se compara con el ver crecer a sus dos pequeñas hijas, Alessa (5 años) y Rafaella (1).
Para Aurelio es un placer ver cómo ellas aprenden nuevas con el pasar de los días.
“Cada una va creciendo a su manera. Van desarrollando sus personalidades y eso me emociona”, dijo.
Tamayo considera que ser padre es como tener un oficio hermoso y lleno de aprendizaje.
“Es un trabajo al que le debes dedicar tiempo, porque debes orientar y enseñarle muchas cosas a tus hijas. Nunca dejas de aprender, o sea, ellas aprenden contigo y tú con ellas. Es un trabajo muy bonito que me encanta”, comentó.
Dentro de los mejores consejos que recibió Aurelio cuando entró oficialmente al “club de los papás” destaca el de “tener paciencia”.
“Una vez un amigo que ya tenía hijos me aconsejó aprender a desarrollar la paciencia, porque sí es verdad que hay que tener mucha con ellos (los hijos). Ser papá exige mucha energía, mucho de ti y hay que hacer siempre lo mejor para educar de manera correcta”, explicó.
Justamente, esta virtud que ha tenido que ir desarrollando es la misma que utiliza para poder mantener la calma cuando se siente mal por no poder ver a su primera hija.
La pandemia por el Covid-19 ha hecho que Tamayo esté lejos de Alessa (quien vive con su mamá, Angie Mei), un tema que, confiesa, le cuesta lágrimas y momentos de mucha tristeza.
“Ya van cuatro meses de no poder ver a Alessa por el tema del nuevo coronavirus, por esto lloro bastante, no me da pena decirlo, me pongo triste, pero tengo que protegerla. Ella sufre de problemas respiratorios y pulmonares, por lo que no me quiero arriesgar a exponer su salud. Como muchos, tengo que estar saliendo al supermercado y demás. Sinceramente, esto me ha afectado mucho, pero también sé que todo esto es por su bien, su bienestar, y sé que pronto nos volveremos a ver y a abrazar”, reveló.
Su consuelo en cuanto a este tema es poder comunicarse constantemente con su pequeña y saber que cada día va aprendiendo “un par de cosas diferentes”.
“Estoy en constante comunicación con ella, hablamos de lo que hace en el día, siempre le pregunto cómo sabe algunas cosas, ¡me sorprende! Nos ponemos a conversar ycada vez hay algo nuevo. Eso me emociona”.
También ha descubierto muchas cosas de Rafaella, quien vive con él y su prometida Leribeth Solís. “Ya dice mamá, papá; camina, juega con el perro, y poco a poco va aprendiendo más. Siempre me sorprenden ambas”.
El portero panameño más icónico ya no se dedica a defender la arquería de La Roja, sino a criar a tiempo completo a sus hijos, nacidos del matrimonio con el amor de toda su juventud, Angie Malca de Penedo. Jaime Matías y Kally son los dos niños que han hecho que Penedo conozca y aprenda todo sobre ser papá.
Para el excancerbero istmeño la paternidad significa responsabilidad de educar. “No me refiero a un tema escolar, me refiero a un tema de vida, de ejemplo hacia mis hijos, reflejarles en mí hábitos que les puedan ayudar en un futuro ser personas empáticas, personas de bien. Significa amarlos con todas mis fuerzas”.
Para el exdeportista lo más difícil en su camino por este gran papel es tomar la decisión de corregir con un castigo. “Sé que es por un bien a futuro, pero en el momento me da dolor”.
La paternidad es tan compleja que para Penedo es más fácil atrapar una pelota en los cuatro postes. Entre risas reconoció que es mucho más fácil tapar un gol que decir que no a un hijo, en especial
“si estás en los pasillos de juguetes o chocolates”.
El tiempo en familia es oro para los Penedo-Malca, por lo que cada momento que viven juntos es inigualable, y dentro de él hay muchos instantes de diversión.
Lo más fácil de este rol que lleva desarrollando por más de cinco años es hacer reír a sus “tunians”, como les llama de cariño a sus pequeños.
Y en casa todo se vuelve más entretenido cuando Matías opta por cantar al mismo tiempo que Kally.
“De las cosas más graciosas es cuando se ponen a cantar, ya que a Kally le encanta hacerlo
Se podría creer que existe alguna diferencia entre educar a un varón y una infanta, pero en casa de Penedo no sucede así.
“La verdad no hay diferencias en la crianza, donde sí está la diferencia es la manera de educarlos a la hora de algunos comportamientos tanto individuales como entre ambos”, explicó.
Penedo cree que uno de los mejores consejos a seguir que le brindaron sobre ser papá es “no hagas nada que para ti parezca bueno, pero no lo sea en realidad”.
También considera que el ser cabeza de familia y padre le ha enseñado que “todo tiene su tiempo, y que la paciencia es una gran virtud que debemos aprender”.■