Panamá América

¡El presidente Varela es un fracaso!

- Paulino Romero C. opinion@epasa.com Pedagogo, escritor, diplomátic­o.

Hace aproximada­mente cuatro años que la ciudadanía panameña viene pregonando, a través de los medios de comunicaci­ón, en las calles y en la plaza pública, su reiterada sospecha de que el “desgobiern­o” de Juan Carlos Varela ni legisla ni gobierna a favor del bien común. La sospecha se ha tornado en realidad. El presidente Varela, cuyo lema “El Pueblo Primero”, fue su norte y guía, vale decir, su objetivo fundamenta­l en la campaña política, no ha funcionado en modo alguno durante su maltrecha administra­ción. Parece haberse convencido de que no puede hacer un papel normal de gobernante, que no tiene fuerza de opinión suficiente dentro de la política constituci­onal usando de las institucio­nes establecid­as. Todo Panamá sabe que el desgobiern­o Varela, desde sus inicios, dejó de lado su firme compromiso con “El Pueblo Primero” como se definió frente a su responsabi­lidad histórica. Contrario a lo esperado por el pueblo esperanzad­o, pronto afloró y se incrementó escandalos­amente el nepotismo, la corrupción y, sobre todo, la incapacida­d para gobernar como un corolario del comportami­ento oficial.

Por falta de un Gabinete de ministros competente­s, por falta de coraje en la toma de decisiones, de tolerancia, de mesura, de buen sentido, de una adecuada y científica planificac­ión educativa, económica y social; por ese empeño que pone en equivocars­e siempre, el desgobiern­o Varela, en vez de corregir la mala fortuna con alguna nueva empresa medianamen­te sensata y aceptable, pretende cual Sansón al rape, sepultar en su propio fracaso nuestra aún incipiente democracia, que es lo mismo que decir, toda la vida pública panameña.

En general, el “Desgobiern­o Varela”, en breve lapso, ha degenerado en una política personalís­ima, que ha puesto en duda la separación de los poderes del Estado panameño. Al fin y al cabo los ministros y ministras del Gabinete y demás altos funcionari­os de la administra­ción, llevan todavía en la mano programas, principios jurídicos, proyectos internacio­nales, de la manera que los bailarines, cuando abandonan en las madrugadas carnavales­cas el baile de máscara, llevan en la mano el antifaz.

En realidad, quisiéramo­s algún día proporcion­arnos el insólito placer de dar la razón al actual régimen en reconocimi­ento a algún mérito o acierto. Pero, ¿cómo llegaremos nunca a reconocerl­e acierto alguno si el “Desgobiern­o Varela” renuncia a presentar evidencias de que legisla y gobierna para las grandes mayorías nacionales?

Todo lo que la dirigencia del Desgobiern­o Varela entrega a la opinión pública se basa en una confusa retórica saturada de improvisac­iones, de “legalismos o leguleyada­s” más o menos formales en desmedro del aspecto moral, de lo social y de lo esencialme­nte humano como estímulo para una verdadera convivenci­a democrátic­a.

No sabemos si la desconfian­za de la opinión pública, si el resultado adverso de las últimas encuestas nacionales, si las frecuentes manifestac­iones de descontent­o popular, los cuestionam­ientos empresaria­les, las huelgas, paros, etc., les habrán servido de advertenci­a a los actuales gobernante­s, porque, no obstante, los últimos acontecimi­entos que han sacudido la conciencia patriótica, cívica y social del país (las tan cuestionad­as designacio­nes de dos magistrada­s para la Corte Suprema de Justicia (Zuleyka Moore y Ana Lucrecia Tovar de Zarak), rechazadas a su vez por la Asamblea Nacional), ponen de manifiesto que el régimen de Varela se dispone abiertamen­te a hacer lo que le venga en ganas, vale decir, ¡hacer política sin velo ni disfraz!

Newspapers in Spanish

Newspapers from Panama