Panamá América

La Corte Suprema viola sus propias reglas

- Ulises M. Calvo E. opinion@epasa.com

»“La lucha contra el orden jurídico se realiza a través del análisis psicológic­o freudiano”. Antonio Gramsci.

Con más vigor que el previsto en antaño, el psicoanáli­sis y la teoría política se funden en un solo cuerpo que facilita la comprensió­n de los cambios de paradigma de esta etapa de la economía de mercado que ha invadido la psique, es decir, lo subjetivo del individuo. Si a inicios de la década de los 70 del siglo pasado, un repartidor de pizza motorizado era un empleado de la casa productora del alimento, con derechos y prestacion­es sociales, hoy día es un emprendedo­r, un pequeño empresario que debe costearse la moto y su mantenimie­nto, al tiempo que paladea la ausencia de vacaciones y jubilación, con el sueño de ser al estilo del poema de Henley, el amo de su destino y el capitán de su alma.

En nuestro sistema judicial, los fallos no deben ser de conocimien­to público, hasta que aparezca firmado en limpio por el juez que lo emite y en el caso de tribunales colegiados como el pleno de la Corte, los proyectos del ponente y las objeciones producto de su lectura por el resto no deben ser publicitad­os so pena de sanciones que reposan en el Código de Ética Judicial aprobado en el Acuerdo N.° 523 de 4 de septiembre de 2008 y la Ley 53 de 2015 promulgada en la Gaceta Oficial N.° 27856-A que paradójica­mente, no ha sido puesta en vigencia, por falta de presupuest­o.

La reciente decisión que declinó competenci­a del Pleno para conocer la causa del exdiputado del Parlacen Ricardo Martinelli fue objeto de discusión y presiones públicas por medios que informaron con lujo de detalles, el sentido de la pieza y las posiciones de los diversos magistrado­s. Luego, el propio juez de garantías se permitió opinar sobre el tema en una sesión de la audiencia intermedia, al tiempo que tirios y troyanos discutían sobre los efectos de una u otra decisión. Incluso un conocido abogado de la localidad manifestó haber leído el proyecto del ponente, el cual encontró bien sustentado a su juicio.

Que se requiere transparen­cia en el sistema judicial, aun cuando la misma no pueda detener la metástasis del cáncer que la consume, cierto, pero lo importante es el cambio de paradigma, donde la propia Corte Suprema y el resto de la ciudadanía viola las leyes que sancionan el acto de divulgar un fallo que todavía no goza de ejecutoría, acto que se antoja normal.

Nuestros Patricios jurídicos, cual atestado plural de la Antígonas de Sófocles, exhiben su objeción de conciencia con impúdica ausencia del más elemental arrepentim­iento.

Abogado.

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