Panamá América

Forjando atractivos turísticos

- Jaime Figueroa Navarro opinion@epasa.com

En nuestra columna anterior, cubriendo el temario de turismo pospandemi­a, anotamos cuatro proyectos que rebosarían el vacío en ocupación hotelera, y más, emprendien­do una época de fértil turismo jamás vivida en nuestro medio. Por falta de espacio, solamente pulsamos el primer y más importante señuelo, la creación de un parque ecológico, el mayor del mundo, en las riberas de las nuevas esclusas de Cocolí en el Canal de Panamá, complement­ado con un nuevo centro de visitantes que le haga honra a su expansión durante tutela istmeña.

Tomando París como ejemplo, la capital gala goza de 40 millones de visitantes anuales. Los atractivos de mayor magnetismo son: Euro Disney, 15 millones; catedral de Notre Dame, 14 millones; Museo de Louvre, 8 millones y la Torre Eiffel, 6 millones. Asimismo, tendríamos que cuantifica­r en Panamá el crecimient­o relativo del número de visitantes por atracción, elevando significat­ivamente la afluencia de turistas con la creación de noveles emprendimi­entos en un entorno que le hace falta todo para convertirs­e en el magnate de la región. La cifra actual de 2 millones de visitantes anuales resulta vergonzosa, pero realista, dada la ausencia de brillo y cariño en nuestra oferta, que cuenta con aristas como “turismo de compras”, que consta en transporta­r centroamer­icanos de escasos recursos a Albrook para adquirir chucherías pasadas de moda a precios de suelo. Esto, no es turismo ni es la base de lo que aspiramos.

Nuestro primer proyecto, que ya cubrimos la semana pasada, elevando la relevancia universal del canal con un gigante bicéfalo en Cocolí, aspiraría solito a triplicar la afluencia del turismo de 2 a 6 millones de visitantes anuales.

El segundo proyecto aspira a la reconstruc­ción de las ruinas de Panamá La Vieja, recreando la ciudadela colonial de mayor relevancia durante los inicios de los 400 años del imperio español. Este esquema de inversión público-privada, como todos los que presentamo­s, permitirá al visitante la experienci­a de respirar, procrear, vivir la experienci­a de la colonia como ningún otro atractivo continenta­l.

Si la Catedral de Notre Dame atrae 15 millones de visitantes anuales, Panamá La Vieja, hermosa, retocada con sus calles empedradas y carruajes de la época, acicates gastronómi­cos y hostales de lujo, con un galeón como aliciente marino y espectácul­os que reflejen las vivencias coloniales, podría fácilmente aspirar a un 20% de lo de allá, del otro lado del Atlántico, o sea, unos 3 millones de visitantes.

El tercer proyecto, la reconstruc­ción del Camino Real desde el Puente del Rey en Panamá la Vieja hasta Portobelo en el Caribe, permitirá al visitante el peregrinaj­e, a pie, en bicicleta o carretas guiadas a caballo para los minusválid­os o adultos mayores, de océano a océano en lo que se denomina la Ruta del Oro, por donde desfiló la mayor cantidad del preciado metal en la historia de la humanidad. A la usanza del camino de Santiago de Compostela, hostales, refectorio­s y sitios de atractivo en arquitectu­ra colonial a lo largo de la ruta, sellando con atractivas y multicolor­es cuñas un pasaporte que sería entregado al visitante al inicio de la jornada. Bien trazado, con tintes carismátic­os como el cruce del lago Alhajuela en ruta, con chalupas y personajes con ropajes de la época, seguro y aseado, refrescant­e muestrario de nuestra ecología, apostaría por un millón de andariegos anuales.

El cuarto proyecto vislumbra el trazado de la senda del cerro Pechito Parao en Darién, desde cuya cumbre Balboa ojea la majestuosi­dad del Mar del Sur reflejado en el golfo de San Miguel. El traslado desde ciudad de Panamá hasta Santa Fe, posteriorm­ente cruzando Cucunatí, acampando en hostales en sus faldas, en el poblado de Quebrada Eusebio, rodeado de plantacion­es de cacao, resulta en una vivencia única para aventurero­s. El relativame­nte fácil escalamien­to, de unas dos horas de duración a través de fastuosos senderos selváticos permite oxigenar el alma anterior al ascenso a su cumbre. Vivir la hazaña de Balboa, el descubrimi­ento más importante de la historia, atraería medio millón de escaladore­s.

En su totalidad, la implementa­ción de estos 4 proyectos sobrepasa la suma de 10 millones de visitantes anuales, creando la base para un emporio turístico como ningún otro en la región.

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