Ser tierra fértil
Mt 13,1-23
las semillas por todas partes. Ellas cayeron en cuatro tipos de terrenos: al borde del camino, en terreno pedregoso, entre espinas y en tierra buena. Los frutos son asustadoramente diferentes, de acuerdo al terreno que encuentre.
La semilla es siempre poderosa, tiene vida en sí misma y genera vida abundante: es la Palabra de Dios y su plan Redentor. Nosotros somos los terrenos, que la recibimos de corazón abierto, o con indiferencia. Debemos ser tierra fértil y no caer en las trampas que inutilizaron los otros tres tipos de terreno.
Hay sofisticadas estafas alrededor nuestro, como la mala comprensión de la Palabra del Señor y la indolencia para entenderla debidamente. También puede ser la inconstancia en buscar a Dios y hacer el bien de modo perseverante. Asimismo, la insaciable búsqueda de riquezas y de vanidades lleva la semilla a permanecer infecunda.
Cada ser humano, es más, cada bautizado, debe abrir su corazón para recibir la enseñanza de Jesús y de la Iglesia con ganas de practicarla.
Para ser tierra fértil no podemos pasar la vida toda con el famoso argumento: “Los otros son los principales culpables” de todas mis desventuras: porque mi madre no me dio afecto como lo hizo con mi otro hermano... mi marido es un pesado... mi mujer es una bruja... mi patrón es un tirano... mi empleado, un haragán... y la lista no termina nunca.
Asimismo, el suelo fecundo procura entender las palabras de Jesús y no elabora una falsa conclusión, como esta: “No hago nada porque, al fin y al cabo, no entiendo bien la Biblia, que es complicada, y no sé lo que Dios quiere de mí...”
Ser tierra productiva es abrir honestamente el corazón para el Señor y para las necesidades de los otros. Es comprometerse con cosas buenas, aunque sabiendo que uno va a encontrar obstáculos, pero confiando que la gracia de Dios y el esfuerzo humano hacen imponentes milagros.
El terreno fecundo lucha por tener una vida coherente, uniendo fe profunda y obras de justicia y ternura. Asimismo, sabe vencer el egoísmo para no ser estéril y duro de mollera. Paz y bien