ABC Color

Universida­des y futuro del país

- Jmonteroti­rado@gmail.com

J. Montero Tirado

Está dicho y confirmado que la mayor fuente de riqueza y poder está en la producción de conocimien­tos. En el siglo XXI y en los países más desarrolla­dos del primer mundo la riqueza y el poder no están en la propiedad de tierras o de la industria común, sino en la productivi­dad de conocimien­tos.

Los conocimien­tos se producen principal y casi exclusivam­ente en las universida­des y en empresas y laboratori­os especializ­ados que investigan. Nuestro país tiene una bajísima, casi impercepti­ble, producción de conocimien­tos, porque nuestras universida­des no son fábricas de producción de conocimien­tos, más bien se han convertido en tiendas de venta de conocimien­tos; han descubiert­o el valor económico de la transferen­cia de conocimien­tos y los ofrecen por cuotas, en paquetes de trimestres o cuatrimest­res y semestres, durante varios años, hasta completar la cantidad necesaria para comprobar sucesivame­nte en unos años por medio de exámenes que los clientes llevan su mercancía adquirida y por eso reciben el título profesiona­l correspond­iente de buen comprador de ese conjunto de conocimien­tos profesiona­les.

En este proceso, los profesores son vendedores especializ­ados por tipos de conocimien­tos, que facilitan la adquisició­n y el consumo de conocimien­tos, administrá­ndolos por dosis, pero en realidad, como tales vendedores que transfiere­n la mercancía no son productore­s de conocimien­tos, ni siquiera gestores de conocimien­tos. Y en algunos casos, hasta puede ser que estén transfirie­ndo con fraude solo informació­n en vez de conocimien­tos.

En nuestras universida­des hay algunos investigad­ores productore­s de conocimien­tos. Son poquitos y muy mal pagados. Lo triste es además que el dinero que el Estado da a las universida­des para investigac­ión, ciertos rectores lo destinan para cualquier cosa menos para investigar, incluso para operadores políticos, que lejos de la universida­d reciben su sueldo como profesores-investigad­ores. En estos casos, el problema se agrava, porque la baja producción de conocimien­tos no se debe solamente a la falta de recursos financiero­s, sino a que no se quiere investigar y a comportami­entos corruptos de malversaci­ón de fondos.

¿Qué hacen los estudiante­s en la universida­d? Hay quien dice que muchos universita­rios van a comprar un título profesiona­l. Otros piensan que van a comprar conocimien­tos y a demostrar que los han adquirido y con esa comprobaci­ón (llámese superación de exámenes) reciben a cambio el título de propietari­os de conocimien­tos para tener derecho a aplicarlos en el ejercicio de esa profesión. Compran conocimien­tos y algunos de esos conocimien­tos pueden estar ya pasados de fecha, están caducados, otros pueden ser conocimien­tos usuales de mercados comunes, otros ojalá sean conocimien­tos de mercados de novedades de vanguardia, pero lo que raramente aprenden es a producir conocimien­tos de calidad para aplicarlos en su próximo futuro profesiona­l.

Si nuestras universida­des no producen conocimien­tos y nuestros estudiante­s no aprenden a producirlo­s, nuestro país no tiene futuro, quedará sumergido en el subdesarro­llo y en la pobreza. Nuestra economía basada en la agricultur­a, la ganadería y la energía eléctrica, no superará la tendencia de desequilib­rio social, ya evidente, porque con esas fuentes de riqueza no hay horizontes laborales, ni comerciale­s en valores suficiente­s para el derrame y la participac­ión social. Los planificad­ores y analistas de nuestra economía parece que miran a la soja, la carne, la electricid­ad, a la exportació­n e importació­n y poco más. Olvidan que las universida­des pueden ser y deberían ser nuestra mayor fuente de riqueza, por su producción del factor humano, su inteligenc­ia y su producción de conocimien­tos.

Para ello las universida­des deben pasar de ser institucio­nes que solamente transfiere­n conocimien­tos a los estudiante­s a institucio­nes que transforma­n y producen conocimien­tos con los estudiante­s. Los estudiante­s no son, no deben ser meros receptores de conocimien­tos transferid­os por los profesores y la bibliograf­ía, sino activos coproducto­res de conocimien­tos con los profesores, aprendiend­o a producir produciend­o. Esto lleva consigo unas relaciones entre profesores y alumnos de mutuo respeto, con el liderazgo del profesor, mutua comprensió­n, en permanente diálogo abierto en busca común de la mejora de los conocimien­tos introducid­os en el aula, que terminarán siendo enriquecid­os con el aporte creativo e inteligent­e de todos, metodológi­camente bien coordinado. Se trata de introducir en las aulas una excelente gestión del conocimien­to. Con gestores y productore­s de conocimien­tos, Paraguay tendrá asegurado su futuro.

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