Energías renovables requieren de un plan
Si bien es loable la iniciativa, el objetivo de insertar las energías renovables es mucho más complejo que la mera sanción de una ley, opinó el ingeniero Guillermo López Flores, técnico y consultor del sector eléctrico, en referencia al veto del Poder Ejecutivo al proyecto de Ley N° 5896/2017.
Según el especialista, se requiere de instituciones, una política y un plan energético, además de una subvención muy fuerte y sostenida por décadas, regulación, reguladores, seguridad jurídica, mercado, empresarios con cultura de mercado, etc. “España es un caso de éxito, donde las energías renovables han logrado un avance tecnológico espectacular y algunos tipos de energía ya han alcanzado la paridad de la red, es decir, ya son más baratas que las energías convencionales sin necesidad de ninguna retribución adicional. Sin embargo, hoy sufre serios retrocesos con considerables daños a inversores pioneros, a causa de los problemas de sostenibilidad en el tiempo”, explicó.
Recordó que en ese país, el punto de partida se sitúa en el 2007, cuando el Gobierno creó un sistema que garantizaba el cobro de determinada retribución durante toda la vida útil de la planta vinculada a la producción de cada MWh de energía eléctrica mediante fuentes renovables. La retribución por unidad de energía varía según el tipo de tecnología: eólica, termosolar o fotovoltaica y en función del tamaño de la planta, pues reciben más las plantas más pequeñas. Este régimen retributivo tuvo éxito e hizo que se alcanzara una potencia de energía fotovoltaica casi diez veces superior al objetivo que se fijó el Gobierno español, explicó López Flores.
El precio del excedente paraguayo en Itaipú, del justo precio que se acordó en el Acta Final de Foz de Yguazú (1966), tal como señalábamos en una anterior entrega, se depreció en el Tratado de Itaipú a US$ 300/GWh (Anexo C III.8)(1GWh=1000 MWh), ¡incluidos en el costo de servicio de la entidad binacional!
Por fortuna, la presión ciudadana pudo más y en enero de 1986 no solo se abortó el “sueño dorado” del cliente, que su proveedor pague parte de la factura (NR N° 4), también comenzaron a subir el factor por el que debía multiplicarse valor de nuestro excedente en Itaipú.
El lento ascenso de los multiplicadores arrancó en 1986 con 3,5, o sea con US$ 1059/GWh. En 1992 alcanzó 4 US$ 1.200/GWh. En 2005 el gobierno de Duarte Frutos pellizcó un puntito más, a 5,1 y, finalmente, en 2009, la administración Lugo consiguió que le subieran a 15,3, US$ 4.590/GWh. En 1986 también incluyeron una fórmula de actualización del dinero, con el Industrial Goods y Consumer Prices de EE.UU. No obstante, Brasil sigue llevándose nuestra energía por menos de US$ 10 el MWh.
Ramón Casco Carreras (rcasco@abc.com.py)