Ineptos y ladrones en la función pública.
Por lo que se ve, el Poder Ejecutivo pretende seguir endeudando alegremente al país, sin importarle un bledo la pesada carga financiera que dejará a los futuros Gobiernos. Total, cuando lleguen los requerimientos y falte dinero, los actuales responsables ya estarán en otra cosa. Si en 2014 la deuda pública era de 5.400 millones de dólares, hoy llega a 7.051, y el próximo año alcanzará 7.552 millones si el Congreso aprueba una nueva emisión de bonos soberanos por valor de 600 millones de dólares. Se trata de un endeudamiento irresponsable, tanto por su frenético ritmo como por su pésima calidad, pues la mitad del mismo es contraída para abonar deudas anteriores, es decir, para incurrir en un vulgar “bicicleteo”. En otros términos, nuestro país ya se está comiendo la cola. Es obvio que, como el país todavía tiene crédito, al Gobierno le resulta mucho más cómodo emitir bonos soberanos antes que aumentar las recaudaciones persiguiendo a los ladrones de la administración estatal y del sector privado que roban el dinero público o evaden sus impuestos. Que después venga el diluvio le importa poco, Quienes sí tienen muchos motivos para alarmarse y deben manifestarlo son las personas honestas que pagan sus impuestos, sobre cuyas espaldas recaerá en el futuro el costo del carnaval de hoy.