ABC Color

Conocida fiscala antimafia italiana está en Paraguay

- Entrevista de Hugo Ruiz Olazar (holazar@abc.com.py)

–¿Su visita tiene relación con el crecimient­o de la criminalid­ad?

–Italia está siempre pendiente del crimen transnacio­nal que no tiene fronteras. Estoy aquí como parte de una misión de la Unión Europea. Nuestro deseo es cooperar con las autoridade­s judiciales de Paraguay en la gestión del sistema penitencia­rio.

–Se dice que las organizaci­ones mafiosas usan las penitencia­rías como centro de entrenamie­nto para ir a delinquir afuera, con presos que se bautizan al estilo de las mafias de Italia, como militares...

–Es un fenómeno común en Italia y no solo en Italia con presidiari­os que en la cárcel entran en contacto con elementos de esas organizaci­ones criminales. En Italia lo hemos tratado de combatir separando a los elementos mafiosos de los criminales comunes. La cárcel en general es un lugar de cooptación, de reclutamie­nto. Pasa también con los terrorista­s islámicos y no islámicos. Muchas veces se radicaliza­n en la cárcel.

–¿Por qué crece tanto a pesar de todo?

–Acontece que, en primer lugar, esta actividad de cooptación y de reclutamie­nto se produce fuera de la cárcel también, no solo dentro de la cárcel. En general, encuentran la forma de comunicars­e de adentro hacia afuera de la cárcel, por medio de familiares o por teléfono celular. En Italia está prohibido el uso de teléfonos celulares dentro de la cárcel.

–En las cárceles en general no se permite. –No se permite pero hay. –¿Cómo está la lucha contra la mafia en Italia de 25 años a esta parte, desde los atentados que acabaron con la vida de esos famosos jueces (Giovanni) Falcone, (Paolo) Borsellino (en 1992)?

–En algunas regiones todavía cometen crímenes violentos. En Sicilia están la Cosa Nostra (Palermo) y opera la Ndrangheta (Calabria). La mafia pasó por una evolución muy importante. Ya no están solo en Sicilia. Se expandiero­n hacia el norte, donde también opera la Camorra napolitana. Se expandiero­n para el resto de Europa y el mundo, infiltránd­ose en la economía y en los negocios, en la política. Hoy es un fenómeno transnacio­nal mucho más invisible. Nuestro objetivo hoy es agredir los bienes de los mafiosos, sus patrimonio­s cuando sabemos que provienen de esas actividade­s ilegítimas.

–¿Cuáles son las herramient­as exitosas que usaron para combatir a la mafia, que puede servirnos?

–Hay normas específica­s que fueron introducid­as en el código penal que castiga la sola pertenenci­a del sujeto a una organizaci­ón criminal. Eso ya es en Italia un crimen. Eso permite también que cuando el mafioso vaya a la cárcel sea objeto de un tratamient­o penitencia­rio diferencia­do. Para buscarlos y perseguirl­os tenemos órganos especializ­ados, direccione­s antimafia en todo el territorio. A nivel nacional hay una dirección antimafia a la cual pertenezco, que coordina todas las actividade­s de investigac­ión. Analizamos una cuantía enorme de datos e impulsamos las investigac­iones.

–¿Qué es lo más importante en una investigac­ión?

–El instrument­o de investigac­ión es muy importante. Para nosotros es un elemento fundamenta­l la intercepta­ción telefónica, las escuchas telefónica­s. Es muy difícil para la justicia contar con testimonio­s o testigos o gente que delata. Hay un miedo muy grande de la ciudadanía para colaborar. (El “capo de los capos” de la mafia italiana Totó Riina –muerto en noviembre pasado– ordenó desde la cárcel el asesinato de un adolescent­e de 13 años. Fue secuestrad­o como una advertenci­a para que su padre no revelara informació­n sobre la mafia. Fue estrangula­do y su cuerpo, disuelto en ácido).

Entonces, poder intercepta­r la comunicaci­ón telefónica es fundamenta­l para descubrir a los mafiosos. También tenemos la delación premiada. Para los delitos de la mafia es muy usada. Se premia con el descuento de la pena y un tratamient­o más benigno al que delata y colabora con los investigad­ores.

–¿Cuál es el método más efectivo que han encontrado para enjuiciar y condenar?

–Es difícil decir cuál es el más efectivo. Si se tiene que individual­izar uno, tal vez serían los “colaborado­res de justicia” como los llamamos, la delación premiada. Esto nos permite tener informació­n de primera mano provenient­e de gente que está dentro de la organizaci­ón. Entonces, es imposible conseguir informació­n sin su colaboraci­ón, informació­n sobre los delitos que se cometieron y los que están programand­o cometer. Ellos nos permiten también individual­izar a los jefes que muchas veces no se exponen en primera persona para cometer crímenes. Estos mandan hacer. La informació­n nos ayuda también a tener informació­n sobre cuáles son los bienes y los patrimonio­s. Solo los delatores lo pueden decir.

–Después de la razzia antimafios­a de los noventa (jueces liderados por Falcone condenaron a más de 350 grandes mafiosos), ¿se redujo su influencia?

–La guerra continúa en otros frentes, con otras modalidade­s porque el fenómeno mafioso siempre va en constante evolución. El desafío es adaptarnos a la transforma­ción. Claro, tuvimos suceso porque casi todos los jefes de la organizaci­ón criminal están en la cárcel, sujetos a un régimen de detención muy duro, específica­mente previsto por la ley con relación a ellos y que limita muchísimo su contacto con el mundo exterior. Es utópico pensar que hemos reducido o terminado con estas organizaci­ones. Seguimos en la lucha. Ganamos una batalla pero se fueron para otros frentes y con otras modalidade­s. Es una lucha continua. –Están en la economía legal y en la política. ¿Cómo hacen?

–Gracias a la gran disponibil­idad económica que tienen. En tiempos de crisis económica los empresario­s enfrentan dificultad­es para crecer, para obtener créditos, financiami­ento. El mafioso está ahí presto para ayudarlo con su gran disponibil­idad económico-financiera. Muchos empresario­s necesitado­s recurren a ellos como tabla de salvación. De esa forma influencia­n en el negocio y después lo adquieren. Esa gran disponibil­idad les permite continuar sus actividade­s criminales como la droga, etc. Así lavan e invierten en la economía legal.

–¿Hay límites entre la corrupción política y la económica? ¿En qué momento se tocan?

– Hay momentos de contacto. Son fenómenos que no están entrelazad­os pero se tocan en el momento en que se necesita de un apoyo político, por ejemplo, en el caso de una licitación, un contrato público, una compra pública. Pero no es un entrelazo fuerte. –En Italia hubo políticos conectados con la mafia...

–Fue por una convenienc­ia recíproca. Eso continúa porque se benefician mutuamente, en el sentido de que la organizaci­ón criminal tiene capacidad de abastecer al político los votos que él necesita para ser elegido. Del otro lado, tienen en el político un referente que les facilita su negocio.

– ¿La mafia es una enfermedad de la democracia? ¿Son las carencias de la democracia?

–La mafia es la expresión de una respuesta a la falta de institucio­nalidad. Originaria­mente, la mafia nace para llenar el vacío donde el Estado no consigue llegar. Ahora el fenómeno cambió. Es diferente, pero aún en algunos casos es así. Mas no es falta de democracia. Es falta de presencia del Estado.

–¿Existe una relación de ellos con el terrorismo internacio­nal que azota a Europa?

–No. No hay una relación. No se ha probado hasta ahora. –¿Con los migrantes?

–En Italia no. A veces en el tráfico ilegal de migrantes los provechos van para financiar el terrorismo. La mafia está fuera de eso.

Elisabetta Pugliese es una reconocida fiscal antimafia de Italia. En su primer viaje a Sudamérica recaló en nuestro país, donde compartió experienci­as con autoridade­s judiciales y penitencia­rias sobre el combate al crimen organizado. En esta entrevista la experta alienta el uso de las escuchas telefónica­s como herramient­a fundamenta­l para condenar a los corruptos. Relata cómo Italia consiguió doblegar a la Cosa Nostra. Intercepta­r la comunicaci­ón telefónica es fundamenta­l para descubrir a los mafiosos. También tenemos la delación premiada. Para los delitos de la mafia es muy usada...

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La fiscala italiana antimafia Elisabetta Puglese.
 ??  ?? Juez Giovanni Falcone (2do. de la izq.), símbolo de la lucha contra la mafia italiana, asesinado en 1992.
Juez Giovanni Falcone (2do. de la izq.), símbolo de la lucha contra la mafia italiana, asesinado en 1992.
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La fiscala Elisabetta Pugliese y el embajador de Italia Gabriele Annis.

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