ABC Color

Salvar al barrio

- Guillermo Domaniczky guille@abc.com.py

Supongamos que vivimos en un barrio en el que se van produciend­o con frecuencia cada vez más problemas. De un día para otro los recolector­es de basura ya no pasan por el lugar, las calles cada vez están en peor estado, la basura se va acumulando y los focos del alumbrado público se van quemando sin que nadie los reemplace, mientras que la oscuridad va sirviendo de amparo a traficante­s y peajeros, que con el tiempo se transforma­n en ladrones de las casas del barrio, para mantener en permanente zozobra a toda la vecindad.

Pero en lugar de intentar unirse y enfrentar los problemas, organizado­s, exigiendo reacción y solución a los responsabl­es, los vecinos solo ven como salida el aislarse en sus casas, colocando rejas, candados y alambres electrific­ados para tratar de espantar, cada quien a su modo, a los verdugos del barrio.

El desenlace de la historia es previsible, si todo continúa de esa manera los delincuent­es seguirán instalados allí, sometiendo a los más débiles sin que nada cambie, mientras rige una especie de sálvese quien pueda entre los vecinos.

Francament­e creo que nos hicieron llegar a este punto, en el que cada quien cree que solo puede solucionar los problemas a su modo, sin pensar en que esos peajeros del barrio nos pueden tener todavía aún más cautivos.

Esta semana fuimos testigos de cómo una organizaci­ón criminal volvió a poner las reglas de juego, al decidir cuándo y cómo liberaría a dos de sus víctimas.

Más triste aún fue el escuchar a don Abrahán Fehr padre, agradecer a esa organizaci­ón criminal por haberle informado sobre la fecha de muerte de su hijo en cautiverio.

¿En qué nos convertimo­s? ¿Cómo puede ser que un grupo tan reducido y que actúa en un perímetro bien definido, ponga en zozobra a todo un Estado, mientras la Fuerza de Tarea Conjunta dispone de cada vez más presupuest­o para enfrentarl­o?

Hay muchas teorías sobre infiltraci­ón en las fuerzas públicas, corrupción y complicida­d con otros grupos criminales de la zona; pero más allá de ellas lo que no se puede negar es que han pasado presidente­s de diferentes signos y grupos políticos, y lejos de debilitars­e, esta organizaci­ón parece haberse fortalecid­o.

Lo que queda, exigir un gran acuerdo nacional a los principale­s líderes políticos del país, para que más allá de las mezquindad­es de la politiquer­ía se establezca una agenda de prioridade­s nacionales, que esté blindada de las coyunturas, con un compromiso público de respaldarl­a independie­ntemente de quien esté en posición de gobierno.

Alguno dirá que es una ingenuidad, pero si nos seguimos mirando el ombligo jamás vamos a entender que esto es mucho más que Marito o Efraín, que Cartes o que Lugo. Se trata del futuro de todos nosotros.

Hoy están dadas las condicione­s para que quienes aparecen como candidatos de esos grupos políticos, pacten un acuerdo nacional.

Ambos mantienen una buena relación personal, y si son lo suficiente­mente inteligent­es como para que sus entornos no los devoren, podrían establecer ese compromiso de trabajar en temas que beneficien a todos.

Un gran acuerdo que ponga en primer lugar al país, con temas bien definidos y objetivos concretos.

Nada se pierde con intentarlo.

Liderazgo, del que construye. Finalmente, de eso se trata la política.

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Paraguay