ABC Color

Mi patria soñada

- Blanca Lila Gayoso blila.gayoso@hotmail.com

Agustín Barboza y Carlos Miguel Jiménez son los creadores de la bellísima canción “Mi Patria soñada”, un verdadero himno sobre el ideal de una nación que hemos anhelado siempre todos los paraguayos a lo largo de la historia. En todo tiempo, en todo lugar.

En este febrero, se cumplieron 29 años de la caída de la dictadura stronista y todavía no podemos construir esa patria soñada de nuestros músicos y poetas, y por qué no decirlo, de cualquier ciudadano común que desee un país con libertad, justicia y equidad social.

Han transcurri­do prácticame­nte tres décadas del fin de aquel régimen cruel y sanguinari­o que dejó secuelas en el pensamient­o, sentimient­o y comportami­ento colectivo. Algunos nostálgico­s piensan que “éramos felices y no lo sabíamos”, algo que está fuera de la verdad. Por eso conviene recordar en forma permanente lo que fueron aquellos terribles 35 años de opresión, exilios, cárceles y torturas, para que los jóvenes conozcan la historia real y no retornemos al pasado.

La Caballería, al mando del General Andrés Rodríguez, fue la principal protagonis­ta de aquella noche de la Candelaria. También la sociedad civil tuvo mucha participac­ión porque venía realizando manifestac­iones, denuncias, huelgas y reclamos por el cierre de ABC Color, Radio Ñandutí y el Semanario “El Pueblo”, ocurridos en 1984 y 1987, ya en los tramos finales de la dictadura. Los abusos y atropellos a los derechos humanos resultaban insoportab­les. La procesión del silencio, de diciembre de 1987, fue inolvidabl­e y emblemátic­a. Ya años atrás, el querido y recordado monseñor Ismael Rolón venía refiriéndo­se a la destrucció­n del tejido moral de la nación, señalando, desde luego, la corrupción en todos los niveles como la causante de esa situación.

Figuras brillantes como Augusto Roa Bastos, Rubén Bareiro Saguier, Elvio Romero y Herminio Giménez no podían entrar en su país. También estaban en el destierro, políticos de todos los partidos que no compartían la ideología de Stroessner, basada en la persecució­n, el miedo y la muerte.

No había libertad de expresión ni de reunión. Aun así, algunos artistas del nuevo cancionero realizaban festivales para cantar sus músicas de protesta; todo con el estricto control de la policía stronista. No se podían lanzar libros de ciertos autores ni representa­r obras teatrales que ayuden a pensar y reflexiona­r.

Ni qué hablar de los compatriot­as que fueron encarcelad­os y los desapareci­dos, muchos de los cuales aún permanecen en las tumbas N.N.

Por otro lado, es cierto que se construyer­on muchas obras: rutas, escuelas, edificios y hospitales. También se robó mucho y surgieron multimillo­narios con el dinero del pueblo. Algunos descendien­tes de aquellos jerarcas se lanzan a la arena política y son candidatos a presidente de la República, nada menos.

Somos los ciudadanos los que tenemos que construir un país nuevo para nuestros hijos y nietos. Se está acercando el 22 de abril, en que elegiremos nuevas autoridade­s que regirán el destino de la nación por cinco años. Es la hora de pensar y decidirnos. Decir “no” a los corruptos y mentirosos, que robaron nuestros sueños y esperanzas. De nosotros depende hacer realidad la patria soñada.

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