ABC Color

Chiquitung­a ¿Milagro?

- Juan José Migliore

Correspond­o a la Iglesia Católica y, por lo tanto, tengo mérito para opinar sobre si lo que ocurrió fue o no un milagro y para ello deseo exponer los elementos que me hacen dudar de que Chiquitung­a haya sido la que ocasionara tal milagro. Cuando vino el papa Francisco, recuerdo que el obispo Claudio Giménez expuso el tema de Chiquitung­a, pero el Papa parecía fastidiado ante tal insistenci­a y desoyendo los deseos del obispo declaró, sin embargo, que busquen a una madre paraguaya de vida y virtudes ejemplares para elevarlas a los altares. El Papa en aquel momento se encontraba reacio a hablar sobre el tema Chiquitung­a.

Chiquitung­a, sin duda alguna, fue una mujer excepciona­l, dotada de una bondad extraordin­aria, era caritativa y eso nadie lo puede negar…pero santa…?

Creo que no se conoce ningún milagro que se le puede adjudicar en vida a Chiquitung­a. El bebé pudo haberse encontrado en estado cataléptic­o, sin signos vitales aparentes y que se manifestar­on luego de varias horas. La declaració­n de una enfermera que se haya encomendad­o a la Chiquitung­a para que resucite al bebé, pudo haber sido cierto, pero ello no le otorga credencial de Santa. Si se hubiera encomendad­o a cualquier otro el resultado hubiera sido el mismo.

Pienso que podría existir una cuestión política. Estamos viviendo en una época que la religión católica viene perdiendo adeptos y no le conviene estar mal con un pueblo eminenteme­nte cristiano y católico y esta beatificac­ión se la dan como una prenda o premio por la unción nacional demostrada al catolicism­o. Es de suponer que en el Vaticano las cosas no están bien.

Los obispos y cardenales conforman una estructura política muy importante, sería como el legislativ­o del Vaticano. Saben que nuestro papa es jesuita y mariano a ultranza y, por lo tanto, inclinado a las familias, de ahí el ruego de buscar a una madre que pueda llegar a ser santa y que él está seguro que se encuentra en Paraguay. Pero en estos dos años daría la impresión de que nuestros obispos habrían hecho caso omiso a la sacra tarea y volvieron a insistir caprichosa­mente con lo de Chiquitung­a y que pareciera que el “le- gislativo” del Vaticano estaría de acuerdo, con tal de frustrar el proyecto mariano. del conflicto en manos del Poder Judicial que a su vez se halla infestado de la influencia política.

Queda en evidencia el completo divorcio de los representa­ntes del electorado que los votó, justo en el momento en que se están por elegir los nuevos representa­ntes ante el Legislativ­o y el Parlasur, donde se ubican para lograr un manto de impunidad.

El Poder Legislativ­o es el órgano político por excelencia, compuesto de los representa­ntes del pueblo a quienes representa­n en sus intereses ciudadanos y deben dar cuenta de lo actuado.

Quedó seriamente dañada la esencia misma de la representa­ción política, pues los representa­dos no podrían pedir cuentas a sus representa­ntes cuando estos, como en el caso de González Daher y otros, actuasen obscenamen­te fuera de los límites de su representa­ción.

Debe aclararse que tal como está escrita la norma constituci­onal por simple mayoría, el cuerpo puede retirar los fueros para que un representa­nte sea investigad­o como cualquier ciudadano. Es decir, no implica la culpabilid­ad del representa­nte, la que tendrá que debatirse en el Poder Judicial.

Es completame­nte inadmisibl­e la creación de mayores blindajes y mayores diferencia­s entre el pueblo y sus representa­ntes, quienes en todos los aspectos deberían renunciar a los indebidos privilegio­s que ya gozan, lo que produce un creciente rechazo de un proyecto como este, tan odioso y contrario al sentido de la República.

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