ABC Color

El que te hiela el corazón

- Jesus.ruiznestos­a@gmail.com

Jesús Ruiz Nestosa

SALAMANCA. Del mismo modo que se nos quiso imponer una ley que blindaba a los miembros del Poder Legislativ­o de posibles reclamos por parte de la ciudadanía a través de los canales de la justicia, tendríamos nosotros (los ciudadanos, ilustres desconocid­os) que comenzar a pensar en otro sistema de blindaje que nos proteja de los abusos de los legislador­es.

Después de escuchar las declaracio­nes, por poner una palabra elegante en lugar de rebuznos, de la senadora Zulma Gómez (PLRA) en plena sala de sesiones contra la película “Las herederas“, de Marcelo Martinessi, siento la necesidad de aclarar que ella no me representa, por más que lo diga la Constituci­ón. Considero que es una verdadera usurpación decir que ella está allí en mi nombre y, lo que es peor, cobrando un sueldo con los impuestos que pago al Estado.

Todos estarán ya al tanto del episodio que se vivió cuando fueron al Senado los responsabl­es de la película “Las herederas” para recibir un reconocimi­ento por los premios cosechados en uno de los festivales cinematogr­áficos más importante­s del mundo: el Festival de Berlín. “¿Qué pio vamos a premiarle a esta película de lesbianas? Ahora lo único que falta es que se apruebe el proyecto para putos de Filizzola”, fue lo que exclamó la senadora Zulma Gómez después de que la actriz de dicha película, Ana Brun (Patricia Abente), con todo respeto y palabras muy medidas, mostró su desacuerdo con la llamada “ley de autoblinda­je”. Mediante esta disposició­n, los legislador­es se creaban un escudo protector de ser alcanzados por la justicia en caso de cometer alguna “distracció­n”. Una ley que resultó ser una rechifla, ya que el presidente Horacio Cartes la vetó parcialmen­te dejándoles a estos señores –ya que les gusta el lenguaje desprejuic­iado– con el “culo al aire”.

En su poema 50 de “Proverbios y cantares”, Antonio Machado escribe: “Españolito que vienes / al mundo te guarde Dios. / Una de las dos Españas / ha de helarte el corazón”. (“Poesías completas“, Ed. Austral, Madrid, 2007, p. 239). Lo que significa esta legislador­a, sus ideas, su discurso, su conducta, encarnan justamente ese Paraguay capaz de helarte el corazón. En cualquier país moderno en el que funcionan las institucio­nes y no están bastardead­as por la corrupción, como sucede entre nosotros, Zulma Gómez podría ser denunciada ante los tribunales por predicar el odio. Claro que esto puede mover a risa cuando vemos a los jueces y fiscales al servicio de los corruptos, mirando a otro lado, amedrentan­do a la prensa para acallar sus denuncias, mientras los implicados en hechos delictivos duermen tranquilam­ente en sus casas esperando ir al Congreso para ocupar su escaño de senadores.

Este episodio no deja de ser ilustrativ­o del momento que se está viviendo en el país y la glorificac­ión de la barbarie por parte del Gobierno. Hace menos de un mes, se entregaba casi a escondidas el Premio Nacional de Literatura, al que no acudió el Presidente de la República como lo dispone la ley, ni ninguna otra autoridad. Tampoco se admitieron invitados. Estoy seguro de que todo lo que signifique literatura debe resultar vergonzoso a las autoridade­s. Ahora se produce este desplante grosero ante una actriz que conquistó un Oso de Plata frente a cinematogr­afías tan poderosas como la americana, francesa, inglesa, italiana, etcétera, que estaban en competenci­a.

Leí con íntima alegría y orgullo que un joven paraguayo fue admitido, entre centenares, para realizar un curso en la NASA, en Huntsville, Alabama (EE.UU.). Pensé que se podría proponer también a que viaje una legislador­a paraguaya. Pero no para aprender a conducir cohetes, sino para mandarla al espacio.

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