Castro realiza una “farsa” en sucesión, sin dejar el poder
DICTADURA MÁS ANTIGUA Y SANGUINARIA DEL HEMISFERIO
El dictador de Cuba, el general Raúl Castro, designó un nuevo presidente del país, en un movimiento considerado una “farsa” por el exilio cubano, pues no cede el poder, que lo seguirá detentando como lo hace desde que su hermano, el fallecido dictador Fidel Castro, le designara sucesor.
LA HABANA (EFE). Los exiliados cubanos coincidieron ayer en calificar de “insulto a la democracia” y una “farsa” el relevo en el cargo de la Presidencia cubana, con Miguel Díaz-Canel, de 57 años, nombrado por Raúl Castro.
Aunque el general Castro, de 86 años, dejó de ser el “presidente” de Cuba, no perderá un ápice de poder en la isla como líder del Partido Comunista, el único permitido en el régimen, y verdadero centro del poder.
El propio “sucesor” lo dijo en su discurso, para que no haya dudas: Castro “encabezará las decisiones de mayor trascendencia para el presente y el futuro de la nación”.
Y es que está claro que el poder de Castro en la dictadura más antigua del continente no se discute.
Orlando Gutiérrez, líder del Directorio Democrático Cubano, en el exilio, catalogó de “simulación y circo” todo este proceso.
Además, resaltó que la única fórmula de gobierno, “para sacar adelante” al país se sustancia en la “devolución de las libertades y derechos y la convocatoria de elecciones libres multipartidistas”.
Para algunos, este “cambio generacional” abre una pequeña esperanza de convertirse en el inicio del camino hacia una futura democratización de la isla. Sin embargo, el propio dictador dejó entrever que el modelo verticalista continuaría en la isla.
Dejó el mensaje de que en un futuro, Díaz-Canel podría tomar las riendas verdaderas del poder, asumiendo la dirección del Partido Comunista de Cuba.
Díaz-Canel tiene “el nivel de preparación integral que unido a sus cualidades personales le permitirán asumir con éxito la Presidencia y, más tarde, la máxima responsabilidad en el Partido”, dijo Castro.
Esto supondría un retorno al liderazgo basado en la concentración del poder político, ejecutivo e ideológico, el modelo que aplicaron tanto Fidel, en su momento, como Raúl, a lo largo de más de 69 años, y contando.