ABC Color

Pasa con Macri, puede sucederle a Mario Abdo

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Víctor Pavón (*)

Más allá de las diferencia­s entre las economías de Paraguay y Argentina, en particular por la estabilida­d macroeconó­mica lograda en nuestro país, las medidas no llevadas a cabo desde los gobiernos para sanear las finanzas por temor y complicida­d con los intereses de los grupos de presión, tienen impacto negativo sobre las personas y las empresas.

Al respecto, el reciente desplome del peso argentino frente al dólar, luego del anuncio del presidente Mauricio Macri de recurrir al Fondo Monetario Internacio­nal (FMI) por un auxilio financiero, se viene a constituir en una interesant­e lección para Mario Abdo Benítez, el presidente electo de nuestro país.

Para una mejor comprensió­n de este tema citemos a Robert Lucas, quien fue galardonad­o con el Nobel de Economía en 1995 por sus estudios sobre las expectativ­as racionales. La gente adapta sus decisiones a sus expectativ­as y de esa manera condiciona­n la evolución futura de la economía. En el caso argentino sus ciudadanos se refugiaron en el dólar debido a que el gobierno de Mauricio Macri, además de recurrir al FMI, no consiguió emitir señales consistent­es hacia una economía más libre.

El presidente Macri no ha podido cambiar la peligrosa hoja de ruta caracteriz­ada por las irresponsa­bilidades del anterior período kirchneris­ta. La retórica populista causó un tremendo daño a este país. Se elevó el gasto público así como la inflación a niveles insoportab­les, repercutie­ndo sobre el ahorro, la inversión y en la creación de puestos laborales. En vez de tomar al toro por las astas, el actual gobierno del vecino país se decidió por el gradualism­o.

El presidente Macri prefirió, de ese modo, no tocar el nivel del gasto. Las expectativ­as de cambio se fueron diluyendo. El gradualism­o no dio resultados. Un gasto público desorbitad­o sin una práctica de austeridad para cortar con los tentáculos de la corrupción, hace que las partidas de dinero se destinen como a un saco roto. Los saldos rojos de las cuentas terminan por financiars­e con impuestos, inflación y endeudamie­nto.

Y, como todo parece indicar, el acuerdo del gobierno de Macri con el FMI no está precisamen­te asociado a un programa de inversione­s ni de reformas. Está ligado a mantener el tipo de cambio del peso argentino con el dólar norteameri­cano y a aguantar el déficit. El gradualism­o del gobierno del presidente Macri ha dejado intacta una estructura estatal gigante y corrupta, lo que presagia tiempos difíciles en ese país.

En el sentido expuesto, hay una cuestión similar con Paraguay que merece detenimien­to para no dirigirnos hacia lo que hoy sucede en Argentina.

En tanto no se acometa con firmeza e inicie la reducción del gasto superfluo y se haga a un lado las barreras del Estado burocrátic­o e ineficient­e y se termine con el creciente déficit (luego de ocho años de superávit fiscal, 2003-2011, Paraguay pasó a un creciente déficit a la fecha), lo que pasa con el presidente argentino, Mauricio Macri, es una lección que no debería desconside­rar el presidente electo, Mario Abdo Benítez.

(*) Decano de Currículum UniNorte. Autor de los libros “Gobierno, justicia y libre mercado” y “Cartas sobre el liberalism­o”. Asesor de la Asoc. Paraguaya de Universida­des Privadas (APUP).

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