Gobernabilidad
La gobernabilidad, de la que tanto habla ahora el grupo Cartes para amenazar a Mario Abdo Benítez (Marito), presidente electo de nuestra República, es un concepto muy peligroso cuando lo esgrimen los sinvergüenzas.
El diccionario de la Real Academia Española de la lengua castellana define “gobernabilidad” como “Cualidad de gobernable. Gobernanza (? arte o manera de gobernar)”. Y “gobernanza” como “Arte o manera de gobernar que se propone como objetivo el logro de un desarrollo económico, social e institucional duradero, promoviendo un sano equilibrio entre el Estado, la sociedad civil y el mercado de la economía. Acción y efecto de gobernar o gobernarse (en desuso)”.
En síntesis, “gobernabilidad” es la capacidad de un gobierno de implementar sus planes.
Marito recordó, en su discurso del viernes, los dos ejes centrales de su plan de gobierno: la reconstrucción institucional, pues nuestras instituciones públicas fueron totalmente destruidas por el grupo Cartes, que las convirtió en apéndices de sus proyectos lucrativos, y el fin de la impunidad, pues el grupo Cartes hizo de la impunidad su principal instrumento de gobierno.
Consecuentemente, es una obviedad decir que “gobernabilidad” para Marito debe ser la capacidad de reconstruir nuestras instituciones y la capacidad de destruir la impunidad.
El grupo Cartes está gritando en público que, si Marito no fuerza la aceptación de la renuncia de Horacio Cartes, que todos anuncian que se producirá mañana lunes, no le prestará gobernabilidad. Le trabará todo lo que se puede trabar con las mayorías legislativas que con engaños obtuvo en ambas cámaras del Congreso para el período 2018-2023.
Y aquí es donde se ve el peligro del concepto esgrimido por los sinvergüenzas: el grupo Cartes es el responsable principal de la destrucción institucional de nuestra República y de la impunidad de la que gozan sus amigos y aliados.
El grupo Cartes carece de cualquier interés real en reconstruir nuestras instituciones, pues con el desquicio institucional imperan los más fuertes; y carece de cualquier interés real en acabar con la impunidad, pues si se acaba la impunidad se acaba el lavado de dinero de Darío Messer, se acaba el contrabando de cigarrillos, se acaba el asalto de Gustavo Leite al mercado de la carne, se acaba la libertad de los que ordenaron el operativo que costó la vida a Rodrigo Quintana, se acaba la de los autores del falsificatón, se acaba la de los que dieron el golpe institucional de la enmienda, se acaba la de los que ajustaron las licitaciones del Ministerio de Obras Públicas y se acaba la de los que manejaron los bonos soberanos paraguayos a través de Puente Casa de Bolsa. El listado es parcial.
No es difícil ver, entonces, que la gobernabilidad que el grupo Cartes ofrece a Marito va en dirección contraria al programa reafirmado por Marito el viernes.
Los intereses del grupo Cartes y el programa de Marito no son compatibles, son mutuamente excluyentes. Luego, también es fácil ver que si Marito acepta la gobernabilidad que le ofrece el grupo Cartes, el programa que reafirmó el viernes no podrá llevarse a cabo. Es tan simple como eso.