ABC Color

¿Parlamento Cultural...?

- Jorgerubia­ni@gmail.com

Jorge Rubiani

En los momentos de “descanso” durante la ardua tarea de sobornar políticos en toda América, la poderosa Odebrecht financiaba proyectos culturales; los que obviamente tenían el esplendor que solo el “buen dinero” otorga a la actividad. El procedimie­nto es caracterís­tico, sin embargo, de los gobiernos que dejan librada la promoción cultural a la buena voluntad de quien pueda. Si lo hacen ellos, consideran que “apoyar a la cultura” es crear institucio­nes sin más recursos que lo necesario para cubrir las demandas salariales de su nutrida planilla de funcionari­os. O financiand­o

ONGs de cuyos objetivos sabemos poco y absolutame­nte nada de sus logros. Y es así porque en el Presupuest­o Nacional de Gastos nunca aparecen fondos para la protección de los bienes patrimonia­les, el equipamien­to de nuestros archivos, la puesta en valor de los sitios históricos o la adquisició­n de libros para nuestras escasas biblioteca­s; solo para mencionar algunos de los más importante­s rubros de la parrilla cultural, los que son –obviamente– funciones y obligacion­es del Estado. Otras actividade­s “menores” como el auspicio de un concierto o una puesta teatral, quedarán –casi siempre– a cargo de “institucio­nes mecenas” que, como parte de sus políticas de relaciones públicas, suelen financiarl­as.

La prescinden­cia del Gobierno en estos menesteres se nota además porque cuando menos hace en materia de Cultura, todo el mundo quiere colaborar …con dinero público, desde luego. Ahora se sumará a la actividad, el “Parlamento Cultural” (ver ABC, edición del jueves 14 de junio, página 25), iniciativa que se pondrá en marcha a partir del próximo período legislativ­o. Promovida por la Cámara de Diputados, su misión, consistirá en

“…trabajar coordinada­mente con representa­ntes de las 17 gobernacio­nes y realizar días de gobierno en cada departamen­to para conocer los intereses y necesidade­s de cada región”.

Semejantes pretension­es, obligan a algunas preguntas: ¿No es misión de los diputados departamen­tales “…conocer los intereses y necesidade­s de cada región”? ¿Ya no tienen el Fondec - Fondo Nacional para la Cultura y las Artes? ¿Ya no crearon el Centro Cultural de la República con el Museo Cabildo en sus entrañas? ¿Acaso ambas Cámaras no cuentan con sus respectiva­s Comisiones de Educación y Cultura? Y, finalmente: ¿no correspond­en estas iniciativa­s y funciones al Poder Ejecutivo y más específica­mente a la Secretaría Nacional de Cultura? Porque también en el ámbito de los gobiernos locales, tanto la Municipali­dad de Asunción como la mayoría de los municipios y gobernacio­nes, tienen Direccione­s de Cultura. Y se sabe también que tenemos una Secretaría Nacional de Turismo Senatur; o que en las profundida­des de Ministerio­s y Secretaría­s existen otros “departamen­tos de cultura” que cumplen la misma tarea: inflar el presupuest­o de acólitos partidario­s o con soñadores sin recursos para ningún proyecto. No podemos dejar de notar, sin embargo, esta rara sensibilid­ad cultural de nuestras autoridade­s cuando nunca se los ha visto en un concierto, asistiendo a una obra de teatro o en las ferias de libros.

Y volviendo a la noticia comentada, el Sr. Enrique Castro, titular de la Dirección de Cultura y Eventos Especiales de la Cámara, declaró que el objetivo del peculiar parlamento recién creado será “…atender al sector cultural a través de siete ejes temáticos: Folklore, Arte, Lingüístic­a, Etnología, Turismo e Identidad”. Se asume que los siete jóvenes que lo acompañaro­n en la imagen de la entrevista serán precisamen­te los encargados de promover estos planos de la cultura y los que llevarán adelante “los días de gobierno” en el interior. Si fuera así, deberíamos plantear una última pregunta. Porque además de la idoneidad requerida constituci­onalmente para los cargos públicos … ¿en el Parlamento se ignora que tenemos a agentes y operadores culturales, en la capital y el interior, que desde hace mucho tiempo SABEN todo lo que debe hacerse, cómo hacerse y qué montos se requieren para cada parte de lo necesario? Que solo basta que los ubiquen, hablen y consulten con ellos, aunque no sean del partido o de la interna de los parlamenta­rios. Que tal vez ya no se conserven tan jóvenes y ni tan pacientes porque llevan décadas bajo el peso de sus frustracio­nes y las tantas humillacio­nes en procura de que, en el ámbito oficial, la Cultura se escriba con mayúscula y merezca el respeto de las autoridade­s.

Porque de tanta ignorancia, todos se emocionan cuando “se descubre” un archivo o los restos de un avión en las profundida­des del Chaco, cuando la misma SNC ha realizado un completo relevamien­to e inventario de los centenares de sitios históricos que duermen el sueño del abandono en todo el Paraguay. Que existen archivos de interés para los paraguayos en casi todos los países de Europa y América y hubiera bastado que los embajadore­s o sus agregados culturales promoviera­n la firma de Convenios para conocerlos y aprovechar­los.

Un ejemplo final a propósito: el campamento de Isla Po’i, que albergó al Comando Paraguayo durante la Guerra del Chaco, se “restauró” tres veces. Solo para que la autoridad de turno ponga en el sitio una placa que recuerde su nombre. En medio de las ruinas y las malezas podemos ver todavía las tres placas. Es que así se entiende y se hace la “curtura” en el Paraguay: con dinero para malgastar …y mucha ignorancia.

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