ABC Color

Corte está obligada a supervisar

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La Constituci­ón Nacional, en su artículo 259, dice claramente que uno de los deberes de la Corte es supervisar los institutos de detención y reclusión. Sin embargo, es evidente que el alto tribunal no cumple con su obligación constituci­onal, ya que de lo contrario no puede permitir que los reclusos (como los 800 “pasilleros” de Tacumbú) vivan en condicione­s inhumanas.

Los ministros, especialme­nte los integrante­s de la Sala Penal, suelen realizar visitas carcelaria­s, por las cuales incluso cobran viático cuando van al interior del país, para interioriz­arse del proceso de los reclusos y las condicione­s en que están privados de su libertad. Empero, al parecer los miembros de la Corte no se dan por enterado de la situación de los presos del Penal de Tacumbú.

En Asunción funcionan cuatro juzgados de Ejecución, cuyos responsabl­es también deben conocer lo que pasa en la cárcel de mayores. Los jueces igualmente hacen visitas y los resultados de ellas deberían informar a la Corte Suprema, cuyos integrante tienen que exigir una explicació­n a las autoridade­s del Ministerio de Justicia, del cual dependen las penitencia­rías de todo el país.

Cada año, el Poder Judicial envía miles de millones al Ministerio de Justicia, que es parte de lo recaudado en concepto de tasas judiciales. Esa plata debe ser destinada para la construcci­ón de cárceles y el mejoramien­to de las ya existentes. ¿En qué se usa ese dinero?

Según fuentes, el gran negociado se registra en la provisión de carne y víveres. Dicen que los proveedore­s, en complicida­d con los funcionari­os de Justicia, no proveen la cantidad pautada en la adjudicaci­ón. Pese a ello, los funcionari­os a cambio de incentivo, firman que se entregó todo.

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