ABC Color

Millón generadore­s

- Mabel Rehnfeldt mabel@abc.com.py

La Fiscalía y el juez Julián López le acaban de perdonar su delito al diputado de colorado Añetete José María Ibáñez... a cambio de un generador de 117 KVA valuado en 117 millones de guaraníes. Ignoro si 117 KVA equivalen al encendido de cuántos focos, alumbrados, reflectore­s, fluorescen­tes o lucecitas de navidad. Solo sé que la luz que la justicia le autoriza a él a donar... es sinónimo de apagón e impunidad para el Paraguay.

La fiscala Victoria Acuña aseguró que el diputado Ibáñez reconoció el delito que cometió. Usó su influencia de diputado para conseguir salario para sus tres caseros: Una pareja y el cuñado de uno de ellos. Los tres hacían labores en su quinta de Patiño (Itauguá).

Los sueldos de los caseros salían de las arcas públicas del estado paraguayo (sostenido por yo, tu, él, nosotros, vosotros y ellos) y era depositado en las cuentas de Ibáñez y de su señora Lorena Plabst. Si ya es grave poner tres caseros privados a sueldo del erario público, la palabra miserabili­dad no describe suficiente­mente el hecho de que el dinero era cobrado por los patrones... y se desconoce cuánto llegaba finalmente a los peones.

En la semana que pasó le consultamo­s a la Fiscala Victoria Acuña si consideran­do este precedente los internos de Tacumbú también pueden aspirar a devolver las vacas robadas, las cadenillas hurtadas, las bolsas de mandiocas sustraídas y otros robos varios por los cuales muchísimos están presos.

La Fiscala nos dijo que no eran su problema los internos de Tacumbú... Tiene razón. Su problema son aquellos a quienes sí les disculpó el delito cometido pese a reconocer la comisión del mismo... a cambio de la entrega de un generador. Esto significar­ía que, al contrario de lo predicado por la Constituci­ón, hay ciudadanos de primera que pueden robar... y que si se les pilla que robaron, pueden devolver. El resto que no califica para esta categoría serían los –‘portillesc­amente’ llamados– presos comunes que sobreviven en un depósito llamado Tacumbú.

Lo sucedido con Ibáñez trae dos consecuenc­ias muy graves: Primero, una persona que reconoce un delito cometido desde la influencia de un alto cargo puede quedar no solo impune sino también inocente donando un generador.

La segunda consecuenc­ia es la más grave. Tenemos al menos tres casos similares esperando justicia. Dos de ellos ligados al senador colorado cartista Víctor Bogado González (‘niñera de oro’ y ‘doméstica de oro’). Y un tercero ligado al diputado cartista Tomás Éver Rivas Benítez, quien también tenía tres caseros pagados con sueldos de Diputados: Uno en su casa de Ybycuí, otro en su estancia de Mbuyapey y otro en su casa de Lambaré.

Con lo que se hizo con el caso José María Ibáñez se han abierto las compuertas para copiar la misma salida a otros delincuent­es confesos. Allá a lo lejos viene marchando una legión de generadore­s que quizá enciendan un par de luces en algún lugar en donde reina la miseria... justamente porque la impunidad lo permite.

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