Monumentos históricos están abandonados
Los monumentos históricos del departamento de Ñeembucú se encuentran abandonados. A pesar de los discursos patrióticos y reiteradas promesas de los sucesivos gobiernos para la puesta en valor, fueron ignorados por las instituciones competentes.
PASO DE PATRIA (Clide Noemí Martínez, corresponsal). Ñeembucú es sin dudas el departamento de mayor protagonismo en la heroica defensa de la soberanía nacional durante la Guerra contra la Triple Alianza (1864-1870), que enfrentó a nuestro país con Brasil, Argentina y Uruguay. Las más grandes batallas de este enfrentamiento desigual, incluyendo las célebres victorias del valiente ejército paraguayo, se dieron en este territorio regado por la sangre de miles de paraguayos.
En los últimos años se realizaron una serie de actos de recordación con la presencia de representantes de los países enfrentados hace 150 años junto a los mo- numentos.
La recordación de los 150 años de las grandes batallas registradas en la zona deberían haber motivado a las autoridades para asfaltar los caminos que llevan a Humaitá, Paso de Patria y otros distritos que fueron escenarios de los principales combates durante la guerra que nos enfrentó a tres de nuestros vecinos. Lamentablemente, durante los actos oficiales, los visitantes extranjeros pudieron comprobar lo poco que valoramos a nuestros héroes y el humillante trato que damos a sus descendientes, que habitan este territorio sagrado.
Los monumentos instalados por el héroe de la contienda chaqueña, contraalmirante Ramón Enrique Martino, han pasado por una mano de pintura gracias al altruista esfuerzo de los gestores culturales de la zona. Sin embargo, la buena voluntad de estos ciudadanos no puede ocultar la desidia de las autoridades, que no han sido capaces de restaurar los monumentos existentes y construir otros que sean más representativos del sacrificio de una generación de valientes que ha entregado su vida en los campos de batalla.
El futuro ministro de Obras Públicas y Comunicaciones, Arnoldo Wiens, tiene la obligación de reparar este doloroso olvido de una sociedad ingrata y realizar las inversiones necesarias para la reparación histórica.
Además, en los cinco años de gobierno debe encarar la pavimentación de los caminos para convertir estos lugares en sitios de orgullo y veneración para las nuevas generaciones.