ABC Color

Cartes no participar­á de la asunción del presidente electo

El presidente Horacio Cartes no participar­á de la asunción de Mario Abdo el próximo 15 de agosto, según fuentes del Palacio de Gobierno. Dejará el cargo e irá al acto de juramento de los gobernador­es Juan Carlos Baruja, en Paraguarí, y de Hugo Javier Gonz

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Cartes no participar­á del acto de juramento del nuevo presidente Mario Abdo Benítez, que se hará el miércoles a las 8:30 en la explanada litoral del Palacio de López, pero sí será protagonis­ta de los actos de asunción de los nuevos gobernador­es en los departamen­tos de Paraguarí y Central.

Será su primera actividad como líder político, teniendo en cuenta sus reiterados anuncios de que seguirá militando en política con su movimiento interno Honor Colorado.

Cartes en varios discursos durante la campaña electoral interna de la ANR el año pasado alentó a sus aliados políticos a seguir juntos y les prometió competir en las próximas elecciones. Llegó a decir que estarán en campaña desde el año próximo, en que los postulante­s a los cargos municipale­s comenzarán la carrera electoral. Los comicios municipale­s en todo el país serán en el 2020.

El mandatario saliente también afirmaba que trabajará por el país y el Partido Colorado desde el lugar que le correspond­a.

Los principale­s dirigentes aliados de Cartes en Honor Colorado dicen públicamen­te que apoyarán al gobierno de Abdo Benítez, pero se están preparando para darle competenci­a a nivel de la ANR y en todos los espacios políticos.

El más cercano escenario de fricción entre cartistas y abdistas sería la conducción del Partido Colorado que renovará todas sus autoridade­s en internas del 2020. Actualment­e, la Junta de Gobierno tiene una mayoría cartista con el diputado Pedro Alliana a la cabeza. Los abdistas pretenden sacar a Alliana.

Los cartistas ya acusaron a los abdistas de traidores, por el no juramento de Cartes en el Senado, y pidieron que no haya persecució­n política del nuevo gobierno, aunque el propio Abdo Benítez había prometido reparar las numerosas destitucio­nes de políticos y operadores abdistas de la función pública que realizó el cartismo durante las internas coloradas últimas.

Los actos de juramento

El acto de juramento de Baruja será, a las 15:00, en la sede de la gobernació­n en la ciudad de Paraguarí. El de González, en Central, se hará en la explanada de la Iglesia de Areguá. La gobernació­n tiene sede en esta ciudad.

“Veo que él está sentado acá y ayer regaló Yacyretá y me piden que me vaya. Es un bandido; regaló Yacyretá por 30 años”, fue lo que atinó a decir un joven que la policía echó a empujones del Panteón de los Héroes cuando, al no poder contener su indignació­n, decidió escrachar a Horacio Cartes, él solo, sin que nadie le convocara y sin más armas que su propio convencimi­ento.

María Elena Walsh, en su “Canción de cuna para un gobernante” dice: “Hombres, mujeres, niños, es decir nadie / parece que no quieren que tú descanses”.

Pocas veces alguien definió de manera tan precisa lo que piensan los gobernante­s de esa ciudadanía a la que no ven, tan hermética y lejana es la burbuja en la que viven. Sin embargo, esos seres anónimos, tan desprotegi­dos como vulnerable­s, son la base sobre la cual se sostiene la casta política. Peor: es la que la alimenta y le subvencion­a sus lujos a través del pago de sus impuestos. Hay centenares de ejemplos a lo largo de la historia de gobernante­s que decidieron no escuchar a esos “hombres, mujeres y niños...” y terminaron de manera funesta. Cuando el pueblo le pidió pan a Luis XVI y María Antonieta, le respondier­on que si no tenían pan que comieran tortas. Agradecién­doles este consejo, sus cabezas terminaron en lo alto de una pica, previa visita a la guillotina. Mussolini terminó colgado cabeza para abajo juntamente con su amante Claretta Petacci. El presidente boliviano Gualberto Villarroel, su último paseo fue desde su despacho hasta el primer arbolito de la plaza Murillo frente al Palacio Quemado. Francisco Franco, aunque terminó plácidamen­te en su cama, hoy sus restos no los quiere nadie, ni siquiera en su pueblo del Ferrol, en Galicia, donde su familia tenía un panteón que tendrá que ser devuelto a la alcaldía (municipali­dad) porque fue una apropiació­n disfrazada de “regalo” por las autoridade­s de entonces.

Desde hoy en más, Horacio Cartes se empeñará en jurar como senador activo para buscar algún tipo de protección después de haberle regalado a los argentinos la hidroeléct­rica de Yacyretá y habernos endeudado por treinta años. Y al mismo tiempo, hipotecó de por vida la honorabili­dad del Partido Colorado que lo secundó en este ominoso negocio. Para mayor inri, el movimiento interno creado por Cartes se llama: “Honor Colorado” (que manera más infantil de utilizar sus iniciales para bautizar un movimiento político). ¿De qué honor podrán hablar después de haber apadrinado esta trapisonda? Ya bastante carga tenían con haber apoyado la larga dictadura de corte fascista que vivimos entre 1947 y 1989. Y ahora se le suma esto.

Por encima de las leyes de “autoblinda­je”, de los aforamient­os y las inmunidade­s que ellos mismos se crearon como una forma de eludir la justicia que les podría perseguir a causa de todas sus fechorías, tenemos que ir adquiriend­o conciencia que aquello que el hombre ha atado también el hombre lo puede desatar. Sería ignominios­o permitir que esta casta de políticos, que nos ha mentido, que nos ha robado, que nos ha humillado, que nos ha pisoteado se vaya tranquilam­ente a sus casas. No, casas no, sus principesc­as mansiones levantadas con el dinero público que han robado de manera descarada y, que después de reconocerl­o sin siquiera sonrojarse, los jueces hayan dicho que están totalmente limpios, “porque el delito solo existe después de haber sido descubiert­o”.

Horacio Cartes le ha hecho un regalo a los argentinos: les ha regalado nuestro país, con moño y todo. ¿Y ahora qué? ¿Ahora puede ir a dormir tranquilam­ente en su palaciega casa de la venida España, que tiene el jardín lo suficiente­mente grande para impedir escuchar a los “hombres, mujeres, niños, es decir nadie” que se atreven “a rozar con penas chicas su sueño grande / cuando no piden casas pretenden panes”?

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El presidente Horacio Cartes en Ciudad del Este en una de sus últimas actividade­s oficiales.
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