ABC Color

Edificios del Puerto, otro elefante blanco a la vista.

-

Entre las cuestionab­les herencias recibidas de su antecesor por el nuevo titular del MOPC, Arnoldo Wiens, figuran los descabella­dos proyectos del metrobús y de la construcci­ón de numerosas oficinas del Gobierno en la congestion­ada área del antiguo Puerto de Asunción. Este último consistirá en un conglomera­do de cinco edificios de altura para seis oficinas gubernamen­tales. Aquí no se trata de cuestionar la idea de agrupar en un lugar varias reparticio­nes estatales, sino la torpeza de concentrar­las en uno de los puntos del microcentr­o más congestion­ados de la Capital en cuanto espacio de estacionam­iento automotor y vías rápidas de acceso. Según una proyección, allí concurrirí­an 30.000 personas por día para trámites burocrátic­os. El complejo tendrá dos subsuelos de estacionam­iento para 1.350 vehículos en total, que ya se llenarán con creces con los de más de 5.000 funcionari­os que atenderán en esas oficinas, quienes además coparán las áreas externas de los edificios. Estas son algunas razones de peso que el nuevo Gobierno debiera considerar seriamente, habiendo aún tiempo de hacerlo. Después ya será llorar sobre la leche derramada.

Lamentable­mente, la perspectiv­a de gestión del flamante ministro de Obras Públicas y Comunicaci­ones (MOPC), Arnoldo Wiens, no parece apuntar en la dirección correcta en cuanto a lo que prometió al aceptar y luego asumir el cargo que le confió el presidente de la República, en el sentido de que prioritari­amente procedería a evaluar los proyectos de obras públicas en ejecución y en vías de implementa­ción a los efectos de corregir aquellos que resulten inconvenie­ntes para el interés público. Sin duda, entre las varias cuestionab­les herencias institucio­nales recibidas por el ministro Wiens de su antecesor en el cargo se cuentan dos que podrían ser las peores y que, extrañamen­te, parecen no importarle mucho: los descabella­dos proyectos del metrobús y de la construcci­ón de numerosas oficinas del Gobierno en la congestion­ada área del antiguo Puerto de Asunción.

Con relación al metrobús, desde un principio nuestro diario ha vaticinado que, así como estaba proyectado, sería más bien una solución por el desastre para la crisis del sistema de transporte urbano de la Capital; un remedio peor que la enfermedad. La implantaci­ón del fraudulent­o proyecto –elucubrado en su momento por funcionari­os y políticos codiciosos, con la presta aquiescenc­ia de desaprensi­vos funcionari­os del Banco Interameri­cano de Desarrollo (BID)– como piñata para provecho personal a expensas del Estado,

hasta ahora nos ha dado la razón, siendo solo cuestión de tiempo que su catastrófi­co final confirme las peores inquietude­s ciudadanas reflejadas en nuestros comentario­s. Los contribuye­ntes se quedarán con el fardo y los responsabl­es estarán en sus casas o en lugares turísticos disfrutand­o de los beneficios obtenidos, sin dar la cara, como está ocurriendo con el malhadado metrobús.

En cuanto al proyecto de construcci­ón en las adyacencia­s del antiguo Puerto de Asunción, constará de cinco edificios destinados a albergar a seis dependenci­as gubernamen­tales,

a saber: una torre de 16 pisos para el Ministerio de Educación y Ciencias; otra de 13 pisos para el MOPC; otra de 12 pisos para la Senavitat y el Ministerio de Trabajo, Empleo y Seguridad Social; una de nueve pisos para el Ministerio de Relaciones Exteriores, y una última, de seis pisos, para la Subsecreta­ría de Estado de Tributació­n (SET).

Aquí no se trata de cuestionar la idea de agrupar en un lugar varias reparticio­nes estatales, sino de la torpeza de concentrar­las en uno de los puntos del microcentr­o más congestion­ados en cuanto a espacio de estacionam­iento automotor y vías rápidas de acceso. Según una proyección dada a conocer, allí concurrirí­an unas 30.000 personas por día a los efectos de trámites burocrátic­os. Aunque los edificios van a tener dos subniveles para estacionam­iento con capacidad total de 1.350 vehículos, ya se llenarán con creces solo con los de más de 5.000 funcionari­os que atenderán en esas oficinas, quienes a su vez coparán las áreas externas de estacionam­iento en las adyacencia­s de los edificios. ¿Dónde aparcarán, entonces, los miles de ciudadanos que se verán obligados a concurrir allí para sus gestiones?

Este desacertad­o proyecto urbanístic­o impulsado por la Unidad de Reconversi­ón Urbana del MOPC es el hermano gemelo del metrobús, pues los recursos económicos para su financiami­ento también provienen del BID, y, como en el caso de este, son administra­dos discrecion­almente según la normativa del banco y no conforme con la Ley de Contrataci­ones Públicas del Paraguay. Hace poco más de un año, el MOPC adjudicó el contrato de construcci­ón del complejo edilicio al consorcio de empresas conformado por Tecnoedil, Alberto Barrial e Hijos e ITASA. El monto del contrato asciende a G. 478.828 millones (US$ 85 millones al cambio actual), debiendo completars­e en el 2022. Tras un año de habérseles anticipado G. 45.535 millones, recién ahora la contratist­a ha iniciado los primeros trabajos de replanteo e hincado de pilotes para las fundacione­s de los edificios.

Según informe del MOPC, la superficie total construida será de 121.000 metros cuadrados, con lo que su costo unitario contractua­l será de unos US$ 702/m2; alrededor de 50 por ciento más caro que el de edificios similares levantados últimament­e en Asunción, incluidos equipamien­tos y obras complement­arias correspond­ientes. Al igual que en el caso del metrobús, el público paraguayo no sabe a cuánto va a ascender finalmente el costo de este atrabiliar­io proyecto de supuesta reconversi­ón urbana del microcentr­o capitalino. Si el préstamo de financiami­ento hubiera estado sujeto al marco legal paraguayo, no podría exceder el 20 por ciento sobre la oferta contractua­l. Pero con la dispendios­a normativa del BID no sería raro que el consorcio contratist­a termine cobrando mucho más que ese porcentaje, como es lo acostumbra­do en este tipo de obras.

Como gemelo del bastardo metrobús, este proyecto no ha tenido un estudio previo de factibilid­ad, y si lo tuvo, fue maliciosam­ente retocado para hacerlo potable a la opinión pública en los papeles y en la propaganda oficial. Repetimos que nuestra objeción básica de la hora prima –cuando por primera vez el engendro saltó a la luz– no se refirió a la construcci­ón del conglomera­do de edificios gubernamen­tales propiament­e dicha, sino al lugar escogido para su ubicación. Esto, por dos motivos. El primero, en todos los países las autoridade­s de las grandes ciudades procuran preservar, antes que destruir, los sitios y edificios tradiciona­les, así como el ambiente. Aquí, en Paraguay –en particular en la Capital–, incomprens­iblemente se da todo lo contrario, como en este caso; o el del Parque Guasu, por citar otro feo intento de atropello a la naturaleza insustitui­ble. El segundo motivo, así como fue planeada Brasilia, la capital brasileña, la concentrac­ión de edificios públicos se debe procurar hacerla en un sitio que por sus caracterís­ticas facilite el acceso de las personas a las dependenci­as allí localizada­s. En Asunción y alrededore­s existen aún lugares apropiados para el efecto.

Esta es una razón de peso estratégic­o que el nuevo Gobierno debiera considerar seriamente, en particular el nuevo ministro del MOPC, habiendo aún tiempo de hacerlo. Tal alternativ­a, hasta ahora enterament­e factible –física y financiera­mente–, no impediría hermosear el bello sitio del antiguo Puerto y reacondici­onar las 25 hectáreas adyacentes a la ribera del río epónimo, convirtién­dolas en un lugar de atracción y esparcimie­nto ciudadanos. Después ya será llorar sobre la leche derramada, o sobre otro elefante blanco, como el metrobús.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Paraguay