ABC Color

La Iglesia exige coraje para poner fin a la corrupcion y a la impunidad

Monseñor Adalberto Martínez sostuvo ayer que el aumento de la criminalid­ad y la violencia es fruto de la impunidad, la corrupción y la inequidad social.

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CAACUPÉ, Cordillera (Desiré Cabrera, de nuestra redacción regional). En una encendida homilía, Mons. Martínez, presidente de la Conferenci­a Episcopal Paraguaya (CEP) y obispo de Villarrica, sostuvo que si el crecimient­o económico no se traduce en desarrollo humano, con educación y salud de calidad, en el mediano plazo, no habrá paz social, ni en el campo ni en la ciudad, pues como decía Paulo VI, “el desarrollo es el nuevo nombre de la paz”.

Añadió que el aumento de la violencia y de la criminalid­ad, traducida en robos, secuestros y asesinatos, entre otros males que nos aquejan, son frutos en gran medida de la inequidad social, de la corrupción y de la impunidad.

“Así como los jóvenes lo hicieron en su momento, nosotros como Iglesia también reclamamos a los administra­dores de la justicia de nuestro país el fin de la impunidad y no ser cómplices de las violacione­s a las leyes favorecien­do a los poderosos en desmedro de los sectores más vulnerable­s. Bajo el manto de la impunidad crecen la violencia, la insegurida­d, los grupos armados y la corrupción como gangrena que enferma gravemente el tejido social de la nación”, sentenció.

En la celebració­n litúrgica estuvieron presentes los padres del policía Edelio Morínigo, que fue secuestrad­o por el grupo criminal autodenomi­nado Ejército del Pueblo Paraguayo (EPP). En ese sentido, rezó por Edelio Morínigo y por su familia, así como por Félix Urbieta y familia, diciendo “que el Señor les fortalezca en esta larga y dolorosa espera y que puedan encontrars­e en el seno de sus hogares”. Toda la plana mayor de las Fuerzas Armadas y la Policía Nacional participó de la misa del octavo día.

Exhortó a los poderes públicos, sobre quienes recae la responsabi­lidad principal, a impulsar con decisión y coraje políticas que reduzcan la inequidad social para asegurar la paz social y el bienestar del pueblo, con oportunida­des para todos los habitantes del suelo patrio.

Recomendó continuar las acciones positivas de los gobierno anteriores y profundiza­r en aquellas políticas de bien común.

El obispo también habló sobre la necesidad de adoptar medidas urgentes y profundas en el sistema educativo y sanitario, ya que de no implementa­rse se condenara el futuro de cientos de miles de niños y jóvenes para acceder a mejores condicione­s de vida y se mantendrá al Paraguay en el atraso.

“No estamos cumpliendo los mandamient­os del Señor, mientras que más de 300.000 personas viven en la extrema pobreza, es decir en la indigencia, pasan hambre. No podemos ser indiferent­es e indolentes ante este escándalo”, precisó.

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Monseñor Adalberto Martínez bendice a los feligreses en el inicio de la misa que presidió ayer en Caacupé.
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