Campeón de Sudamérica en Madrid
La más increíble de las 58 ediciones de la Copa Libertadores se resolvió en Madrid. Iba a ser una edición histórica, por ser la última que se jugaba a doble partido y por enfrentar a los dos gigantes argentinos, pero todo lo que la rodeó la convirtió en irrepetible.
Tras un vibrante partido de ida (2-2), que ya tuvo que ser aplazado por la lluvia, el ataque al autobús de Boca Juniors camino del estadio Monumental desató una cascada de reacciones que terminó por trasladar el encuentro de revancha al estadio Santiago Bernabéu, donde River Plate volvió a remontarle a Boca (3-1) y alcanzó el éxtasis en la final sudamericana más vista de la historia (se calcula que unos 350 millones de espectadores), la más polémica y de la que más se hablará en los próximos años.
Para River se trata de la cuarta Copa Libertadores de su historia, tras las conquistas en 1986, 1996 y 2015, esta última también con Marcelo Gallardo como entrenador. River igualó la marca de
Estudiantes LP en el cuarto puesto de los clubes que lograron más Libertadores, aún por detrás de los siete títulos de
Independiente de Avellaneda, los seis que ganó Boca y los cinco que posee Peñarol. Para Gallardo fue el noveno título en cuatro años al frente de River.