Nadie quiere sedimentos, pero todos tienen que compartirlo en la cuenca
En América, el Pilcomayo es el río con mayor transporte de sedimentos y segundo a nivel mundial. En el Chaco, obviamente, nadie quiere recibir al inmenso arenal, pero todos quieren disfrutar de las bondades del Pilcomayo. ¿Qué hacer con la arena? Una preg
El río Pilcomayo transporta cada año, en promedio, 60 millones de metros cúbicos de arena.
Esta inmensa cantidad lo convierte en el río con mayor capacidad de transporte de sedimentos de América; a nivel mundial es segundo, detrás del río Amarillo (China Popular).
En la época de crecida (diciembre-marzo) adopta un característico color chocolate, resultado de la alta concentración de arena.
Los sedimentos son depositados en la llanura chaqueña luego de bajar de las montañas bolivianas; el río nace en Potosí, a seis mil metros de altura.
Apenas disminuye de velocidad, los sedimentos quedan depositados en el cauce.
Muchos lo llaman “un río suicida” dado que al depositar arena va “matando” su cauce. Hoy, el Paraguay tiene apenas 60 kilómetros de soberanía sobre el Pilcomayo, en el trecho que va entre nuestro canal y la triple frontera, en Pozo Hondo.
El río llega a retroceder esos 60 kilómetros y Paraguay pierde todo derecho sobre aguas que pasarán a ser exclusivamente de Argentina y Bolivia.
En momentos en que está funcionando bien el canal paraguayo comienza el debate de qué hacer con el sedimento: los productores que están al sur de General Díaz quieren recibir aguas limpias y aquellos que viven en el norte preguntan con justicia: “¿Por qué debemos cargar con toda la arena?”
Ausencia del Estado
El depósito de arena es un tema de Estado y como tal corresponde a sus instituciones dar una respuesta. El silencio que rodea al problema es reflejo de la ineficiencia del Ministerio del Ambiente y la Comisión Nacional del Pilcomayo.
Las mismas instituciones gubernamentales no saben qué hacer. Prefieren mantener silencio y dejar que el problema fluya.
Hernán Arréllaga, productor del sur, a través de un mail, cuestiona que el canal se abra sin dejar que los sedimentos cubran esterales situados en las cercanías de la embocadura.
Nirma Servín, productora instalada al norte de General Díaz, sugiere que se pague una tasa ambiental para compensar a aquellos que pierden sus propiedades a causa del arenal que viene cada año.
Ambos tienen algo de razón, pero la definición plantea un problema técnico y como tal requiere intervención de especialistas que puedan dar sugerencias de solución.
La comisión del Pilcomayo no tiene capacidad para hacerlo, quizás sí el Ministerio del Ambiente, pero aquí prefieren no meterse.
Mientras la arena fluya sin contención, el Paraguay puede perder soberanía sobre el río Pilcomayo.