Práctica indígena de victimización
Al exponer que existe una práctica de victimización de indígenas no estoy generalizando ni extrapolando el concepto a todas las comunidades del país porque es falso. Sin embargo, lo que no es falso es que existen líderes indígenas que utilizan a los miembros de sus comunidades para obtener beneficios personales.
Prácticamente todo el año 2018 las plazas de Armas y Uruguaya estuvieron ocupadas por familias indígenas de distintas comunidades y con distintos pedidos. El clamor constante siempre es el de las tierras, un derecho consagrado en la Constitución Nacional para los pueblos originarios. Sin embargo, al indagar más el problema que surge no solo es de tierra sino de convivencia entre los propios aborígenes. Algunos se pelean con los caciques o bien otros son expulsados y deciden formar sus propias comunidades, lo que conlleva a volver a pedir al Estado un nuevo pedazo de tierra para sí y para las familias que logra convencer que se unan a ellos.
Así, estos grupos de “rechazados” se instalan en propiedades privadas y surgen los desalojos, los atropellos, y las víctimas de siempre son las mujeres y niños que muchas veces son utilizados como carne de cañón. Al ver a los niños y jóvenes indígenas en las plazas, sucios, envueltos en harapos, echando mocos, viviendo en carpas, hacinados, otros alcoholizados o drogados, no podemos comprender tanta desidia de las autoridades pero la verdad está sesgada.
Una fuente del Instituto Paraguayo del Indígena me explicó que no pueden hacer nada con aquellos líderes indígenas que utilizan como práctica la victimización arreando a familias y trayendo niños sin sus padres hasta la plaza como herramienta de presión.
Durante meses varios grupos vinieron (aún no se sabe quién les paga los pasajes) y fueron devueltos a sus comunidades con sus kits de víveres y chapas. En ese ir y venir algunos grupos dejaron abandonados a niños en la plaza evidenciando cómo los líderes utilizan a los miembros más vulnerables de sus comunidades para sacar provecho.
Lo más llamativo son los pedidos de las chapas. El techo de mi casa es de chapa y sigue intacto hace 20 años, pero los mismos de siempre piden chapas cada mes. Se les da y vuelven a pedir lo que hace suponer que comercializan este producto. El asistencialismo ha creado monstruos insaciables entre algunos líderes indígenas lo cual no cambiará si se sigue cediendo a sus chantajes.
No se les debe cortar la ayuda, pero se debe sancionar a los líderes que abusan de su pueblo.