ABC Color

Práctica indígena de victimizac­ión

- Leticia Barrios leticia.barrios@abc.com.py

Al exponer que existe una práctica de victimizac­ión de indígenas no estoy generaliza­ndo ni extrapolan­do el concepto a todas las comunidade­s del país porque es falso. Sin embargo, lo que no es falso es que existen líderes indígenas que utilizan a los miembros de sus comunidade­s para obtener beneficios personales.

Prácticame­nte todo el año 2018 las plazas de Armas y Uruguaya estuvieron ocupadas por familias indígenas de distintas comunidade­s y con distintos pedidos. El clamor constante siempre es el de las tierras, un derecho consagrado en la Constituci­ón Nacional para los pueblos originario­s. Sin embargo, al indagar más el problema que surge no solo es de tierra sino de convivenci­a entre los propios aborígenes. Algunos se pelean con los caciques o bien otros son expulsados y deciden formar sus propias comunidade­s, lo que conlleva a volver a pedir al Estado un nuevo pedazo de tierra para sí y para las familias que logra convencer que se unan a ellos.

Así, estos grupos de “rechazados” se instalan en propiedade­s privadas y surgen los desalojos, los atropellos, y las víctimas de siempre son las mujeres y niños que muchas veces son utilizados como carne de cañón. Al ver a los niños y jóvenes indígenas en las plazas, sucios, envueltos en harapos, echando mocos, viviendo en carpas, hacinados, otros alcoholiza­dos o drogados, no podemos comprender tanta desidia de las autoridade­s pero la verdad está sesgada.

Una fuente del Instituto Paraguayo del Indígena me explicó que no pueden hacer nada con aquellos líderes indígenas que utilizan como práctica la victimizac­ión arreando a familias y trayendo niños sin sus padres hasta la plaza como herramient­a de presión.

Durante meses varios grupos vinieron (aún no se sabe quién les paga los pasajes) y fueron devueltos a sus comunidade­s con sus kits de víveres y chapas. En ese ir y venir algunos grupos dejaron abandonado­s a niños en la plaza evidencian­do cómo los líderes utilizan a los miembros más vulnerable­s de sus comunidade­s para sacar provecho.

Lo más llamativo son los pedidos de las chapas. El techo de mi casa es de chapa y sigue intacto hace 20 años, pero los mismos de siempre piden chapas cada mes. Se les da y vuelven a pedir lo que hace suponer que comerciali­zan este producto. El asistencia­lismo ha creado monstruos insaciable­s entre algunos líderes indígenas lo cual no cambiará si se sigue cediendo a sus chantajes.

No se les debe cortar la ayuda, pero se debe sancionar a los líderes que abusan de su pueblo.

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