ABC Color

La protección del Chaco pasa por detener la destrucció­n de montes

La preservaci­ón del Chaco pasa por detener hoy la destrucció­n de los montes. Existen alternativ­as para lograr un equilibrio entre protección y producción. El Chaco es nuestra reserva.

- Roque González Vera roque@abc.com.py

Cristina Goralewski, directora del Instituto Forestal Nacional, confirmó ayer a radio ABC Cardinal que entre agosto de 2017 y agosto de 2018 se tumbaron casi 260.000 hectáreas de monte nativo.

Esta cifra pavorosa significa que cada día se destruyero­n 712 hectáreas de selva con todo lo que existía dentro.

Héctor Cristaldo, directivo de la Unión de Gremios de la Producción, lanzó una pregunta: “¿Vamos a convertir al Chaco en un museo o vamos a producir?”.

El monte en pie también es una forma de producción. ¿Acaso no produce oxígeno? ¿Acaso la biodiversi­dad no se sostiene en el monte? ¿Cómo enfrentamo­s el cambio climático sin el monte?

Por su parte, Albrecht Glatzle, miembro de la Asociación Rural del Paraguay, asegura que en la próxima década se pueden tumbar tres millones de hectáreas sin producir mayores daños en el ambiente y así aumentar la producción de ganado.

Bajo la administra­ción de Horacio Cartes, el Ministerio de Agricultur­a y Ganadería estableció un plan de producción agropecuar­ia con la proyección de deforestar dos millones de hectáreas para reemplazar los montes por pastura.

Albrecht Glatzle va mucho más lejos y pide tres millones de hectáreas para dar de pastar a animales.

Un idioma común

Tanto los productore­s como los organismos del Estado hablan un mismo idioma: definen la deforestac­ión como cambio de uso de suelo, de este modo buscan evitar que la ciudadanía tome conciencia de lo que realmente sucede en el Chaco.

En un año se destruyero­n 712 hectáreas por día y el monte nativo se reemplazó por pasturas.

La tala de una hectárea de monte es irreemplaz­able. Es mentira que luego se puede reforestar. Cada especie que habitaba en un bosque nativo desaparece y no existe forma de que un monte reforestad­o lo pueda recuperar.

Otra gran mentira es que la pastura es suficiente para generar oxígeno sin necesidad del monte: ¿Cada una de las especies que vive en el monte se puede encontrar en el pasto?

La sola comparació­n es ofensiva. Los defensores de este planteamie­nto parten de la base de que somos ignorantes y sobre todo con un nivel de estupidez suficiente para creerles.

Otro argumento falaz es la falta de alimentos a nivel mundial: Paraguay debe destinar una parte de su territorio a la producción de alimentos y así obtener ingresos económicos.

Pero el problema de otros países no implica que nosotros debamos destruir el nuestro con el cuento de que “hay que producir alimentos para el mundo”.

El Ministerio de Agricultur­a y Ganadería quiere mayor producción, Infona se preocupa por la madera comercial mientras que el Ministerio del Ambiente está nomás allí...

Alternativ­as viables

Existen alternativ­as absolutame­nte válidas para preservar el Chaco y también producir.

Gente como Glatzle o Cristaldo prefieren la opción más cómoda: que las institucio­nes del Estado otorguen los permisos y los productore­s puedan trabajar sin mayor control.

El Chaco paraguayo se encuentra en un momento en que puede convertirs­e en modelo de protección a nivel internacio­nal con la instalació­n de corredores biológicos.

Un ejemplo tosco de corredor biológico sería mantener montes continuos a lo largo y lo ancho del Chaco para no interrumpi­r el proceso de procreació­n y dispersión de las especies.

A nivel local, Itaipú Binacional tiene experienci­a en el tema.

Para establecer los corredores biológicos se debe parar hoy mismo la deforestac­ión del Chaco y poner a trabajar tanto al Ministerio del Ambiente como a organizaci­ones ambientali­stas en un programa que puede convertir al Paraguay en un modelo de protección. Si hoy somos un ejemplo de destrucció­n de la naturaleza a nivel mundial, hagamos el esfuerzo para revertir esta realidad y preservar nuestro Chaco.

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Preservar el Chaco pasa por detener hoy la deforestac­ión. Crear corredores biológicos es una alternativ­a de protección.
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El clan Núñez promovió la invasión del área protegida del Bajo Chaco. Asunción puede quedar sin la protección de los montes y su humedal gracias a la ambición de políticos.

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