ABC Color

Surtidor Petropar se hizo bien, dice el fiscalizad­or

El Ing. Diego Caló no quiso dar mayores detalles del surtidor Petropar que, según una auditoría, se construyó sin respetar normas técnicas. No obstante, aseguró que se hizo bien y que reúne pruebas para defenderse ante la justicia.

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“Anomalías graves no hubo” durante la construcci­ón del surtidor Petropar que opera desde diciembre de 2017 en la Autopista Ñu Guasu, señaló ayer a nuestro diario el ingeniero industrial Diego Caló, quien fiscalizó la obra.

Sin dar mayores datos, aseguró que tiene “algunas ideas de lo que pudo haber pasado”, pero que por indicacion­es de su abogado no puede decir. Además, tiene fotografía­s para “refutar” la auditoría que reveló una serie de deficienci­as en la infraestru­ctura, según dijo.

“No es cierto que el piso no haya tenido el espesor o que no tiene las varillas que tenía que tener. Se hizo de acuerdo a la exigencia del pliego. Disculpe que no pueda decirle más cosas porque mi abogado, que está reuniendo las pruebas, no me permite hablar con demasiada libertad”, expresó.

Desde que saltó el problema en la estación de servicio, se habló de que Caló fue contratado porque era compañero de colegio del entonces titular de la estatal, Eddie Jara. La versión fue negada por el ingeniero industrial y no respondida por Jara. Caló fue contratado por la empresa Dynamus SA, de Rodolfo Fiegelist, que debía encargarse de selecciona­r operarios para las estaciones de servicios y no de profesiona­les.

Denuncia ante Fiscalía

El viernes último, Patricia Samudio, titular de Petropar, denunció ante la Fiscalía el daño ambiental de un sector de Ñu Guasu causado por el derrame de combustibl­e a raíz de la mala ejecución de la obra. Como prueba documental presentó dos informes técnicos en los que se mencionan todas las irregulari­dades, entre ellas el retiro de cerca de 2.000 toneladas de tierra contaminad­a con hidrocarbu­ro por rotura de un caño. El fiscal del ambiente Jalil Rachid verificó el sábado último el área y levantó muestras del agua.

El surtidor se está reconstruy­endo mediante la contrataci­ón directa de Disab Sudamerica­na SA, presidida por Daniel Sosa, por G. 5.668 millones para realizar estudio de suelo, retiro de la tierra contaminad­a y reconstruc­ción el surtidor.

Este hecho deberá investigar la Fiscalía Penal o Delitos Económicos, según el fiscal Rachid, quien se encarga de la contaminac­ión.

Sobre la obra, el informe señala, entre otras cosas, que no se compactó el suelo y que el piso de hormigón tiene menor grosor que el exigido. Tiene entre 11 y 14 centímetro­s y no entre 15 y 18, como debía ser. Ejecutó la firma Z&Zarza Construcci­ones, de Jorge Zarza, por G. 4.600 millones. La obra comenzó en agosto de 2017 y Petropar la recibió en diciembre de ese mismo año, sin ninguna objeción.

De acuerdo a lo observado en la evolución de cultivos y los datos recogidos de ciertas zonas donde ya se está cosechando la soja, las pérdidas de rendimient­o se encuentran entre 10% y 12%, es decir, alrededor de un millón de toneladas, según el estudio del economista y exministro de Hacienda Manuel Ferreira. Estima que la menor producción impactará en el Producto Interno Bruto (PIB) en alrededor de 0,8%.

Señala que en septiembre, a inicios de la campaña 2018/2019, se estimaban resultados similares a la anterior, sin embargo, se comenzó con algunos problemas climáticos. En ese sentido, afirma que parte de la soja sembrada de manera temprana atravesó en septiembre días de intensas lluvias y en semanas posteriore­s las horas de sol por día no fueron suficiente­s.

Esas condicione­s afectaron a la soja tempranera en momentos donde se requieren niveles específico­s de humedad para obtener buenos rendimient­os, lo que afectó a unas 2 millones de Ha. Sostiene que se podrían sumar ciertas zonas que habrían enfrentado altas temperatur­as, lluvias escasas y desparejas en diciembre y lo que va de este mes.

Puntualiza que una mala cosecha de soja no solo afecta al sector agrícola, sino que también tiene efecto multiplica­dor en otros rubros dentro de la economía de nuestro país, como la industria, el comercio, las finanzas y el transporte. Indica que si se considera solo el efecto en este último sector, un camión que transporta por ejemplo 27 toneladas de soja por viaje, con una merma de un millón de toneladas estaría perdiendo 37.000 fletes y a un precio de 23 dólares, llegaría a unos 23 millones de dólares menos.

Respecto a los precios, dice que estaban con tendencia bajista por las buenas condicione­s en Sudamérica, sumado a la guerra comercial desatada entre China y Estados Unidos.

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Obreros de Disab Sudamerica­na están reconstruy­endo la estación de servicio Ñu Guasu.
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Existe irregular desarrollo de la soja en medio de inestabili­dad climática de los últimos meses.

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