El éxodo o el río Rubicón
En el Día de Reyes habíamos destacado en esta misma columna la conocida pero siempre efectiva estrategia de “desarmar” al enemigo para ganar una batalla. En Paraguay es común ofrecer cargos, licitaciones y otros beneficios, que tanto gusta a la clase “zoquetera”, para cumplir con este manual casi bélico de la politiquería.
Pero la semana pasada comenzó un éxodo prematuro pero importante de gobernadores, intendentes, presidentes de seccionales, punteros, dirigentes de base, etc. de Honor Colorado hacia el Movimiento Añetete, grupo que lidera el presidente de la República, Mario Abdo Benítez. Los casos que sorprendieron realmente fueron los de los gobernadores de Itapúa, Juan Schmalko; de Misiones, Carlos Arrecha, y de Caazapá, Pedro “Pipo” Díaz Verón, hermano del ex fiscal general del Estado Javier Díaz Verón, preso en la cárcel militar de Viñas Cue por supuesto enriquecimiento ilícito.
Parece que hay más fugas de jefes departamentales cartistas hacia Añetete pero el éxodo tendrá un compás de espera esta semana porque el Jefe de Estado viaja hoy a Suiza y retorna recién el jueves.
La pregunta que surge es: ¿Honor Colorado o directamente Horacio Cartes quedará debilitado luego de estas deserciones? No lo sabemos pero al menos el exjefe de Estado debe estar enojado. Como mínimo. Pero en política el pirevai tiene que durar poco. Si hay rencor, se debe renunciar a esta actividad.
Como Cartes es amante del fútbol y se involucra de ello en su club, entonces suponemos que le gusta jugar con fichajes sorpresas. Si se le fueron tres gobernadores en una semana y se le están por ir otros cuantos, entonces seguramente le estará echando ojo a algún “hombre fuerte” de Añetete para sacudir el libro de pases.
Este fichaje no será inmediato. Lo más probable es que espere que Añetete lance su candidato a la presidencia del Partido Colorado para “calentarle” la cabeza a quienes no fueron elegidos. Y en el movimiento de Marito esto puede suceder porque hay varios líderes pero uno solo debe ser el elegido.
Y ahí se termina el éxodo y comienza el cruce del río Rubicón, un curso hídrico corto pero históricamente muy bravo. Hasta Julio César (49 antes de Cristo) se paró en la costa y dudó en cruzar porque con esa decisión podría convertirse en enemigo de la República.
¿Qué hizo Julio César? Y cruzó no más pronunciando la frase: “La suerte está echada”.
Fíjense cómo, según la situación, un mismo hecho tiene denominaciones distintas. Si los cartistas van a Añetete se denomina éxito pero si los de Añetete se unen al cartismo, cruzan el Rubicón. Es decir, emprenden una empresa que podría tener consecuencias negativas.
Insistimos: faltan cerca de 17 meses todavía para las elecciones en el Partido Colorado pero ya se están echando las cartas.
La siguiente pregunta que nos hacemos es: ¿Qué puestos públicos ocuparán aquellas personas que se unen a Añetete? ¿Cuánto significará para el contribuyente mantener estos pactos políticos y hasta cuándo tendremos que soportar todo esto?
Una entidad binacional es la meca de la clase política porque le permite dar un salto enorme en su estilo de vida, que por su esfuerzo y talento jamás conseguirían. Dan ganas de llorar cuando vemos las astronómicas cifras que reciben producto de las demandas que le entablaron a los entes binacionales.
Aplaudimos las destituciones de parientes y amigos de políticos en las hidroeléctricas pero cuestionamos duramente cuando se toma esa decisión simplemente para que ingrese otro correlí del poder.