Jueces ponen contra las cuerdas a Arrom, que no pudo justificar reclamo
El prófugo de la justicia Juan Arrom no pudo justificar su demanda contra el Paraguay por aparente secuestro ayer en la audiencia pública en Costa Rica. Cayó en imprecisiones cuando se vio acorralado por la CIDH.
Arrom, procesado en Paraguay por el secuestro de María Edith Bordón en el 2001 pero con refugio en el Brasil, se puso nervioso ayer en la audiencia pública en la Corte Interamericana de Derechos Humanos (Corte IDH) en San José, Costa Rica, cuando los jueces le acorralaron con preguntas. Mediante una videoconferencia desde Brasil participó como demandante de la audiencia y no pudo justificar la millonaria demanda de US$ 63 millones que le reclama al pueblo paraguayo junto a su también procesado compañero Anuncio Martí.
La jueza Elizabeth Odio Benito le preguntó sobre los motivos por los cuales estuvieron privados de su libertad (Arrom y Martí en enero de 2002), a lo que respondió que “el objetivo principal era la autoinculpación y que aquel hecho criminal (secuestro de María Edith y liberada tras un pago millonario en dólares) formaba parte de un plan de desestabilización del gobierno (de Luis González Macchi)”. La jueza insistió y le preguntó cómo estaban vinculados el secuestro de María Edith con el supuesto intento de autoinculpación, a lo que Arrom volvió a responder que se trataba de un intento de recabar datos y retener a dirigentes de su movimiento (Patria Libre). “El objetivo fue la autoinculpación del hecho criminal, involucrando a otros actores políticos, a sectores de la oposición”, sentenció.
Luego Arrom hizo una “rebaja” de su pretensión con Martí de US$ 63 millones a US$ 50 millones. Mientras realizada su declaración, en las redes sociales le acusaban de “secuestrador”, “mentiroso”, etc.
El juez Humberto A. Sierra Porto le hizo otra pregunta incisiva: ¿Por qué un secuestro podría desestabilizar el gobierno? Arrom no supo qué responder y desvió su declaración, alegando que a estos puntos el Gobierno es quien tendría que responder.
En otro momento, Arrom reconoció que no agotó las instancias legales internas en busca de justicia y que desde su status de refugiado recurrió ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos.
Admitió que la Corte Suprema de Justicia le otorgó medidas sustitutivas, con lo cual su argumento de ser perseguido político cayó. Luego se fugó al Brasil junto a Arrom y Víctor Colmán.