La primera gran pulseada
Y por fin llegó el 2 y 3 de febrero a Ciudad del Este, con la destitución de la intendenta Sandra McLeod, y le podemos agregar el desafuero del senador Javier Zacarías Irún, ambos colorados cartistas. Fue impresionante ver ese jueves a los ciudadanos esteños de todas las edades celebrar en las calurosas calles de la capital departamental la caída de un clan que dominó esa región por unos 18 años.
Pensábamos que nunca iba a llegar ese día, pero finalmente ocurrió y en el mes del aniversario de la ciudad. Y cuando muchas veces creíamos que en el Paraguay la civilidad acostumbra tomar largas vacaciones o se deja ganar por los poderosos de turno, los esteños no se tragaron el eslogan marquetinero que le inventaron al clan: “el amor todo lo puede”.
Ahora comienza una nueva era en la ciudad, y el desafío surge de ambos lados: de partidos y movimientos, y de los electores. Por un lado, los diferentes movimientos de los partidos políticos deberán elegir a un buen candidato para competir primeramente en las internas simultáneas del 24 de marzo y, si logra pasar, en las municipales del 5 de mayo.
Y aquí surgirá una primera gran pulseada entre Colorado Añetete versus los cartistas. En esas internas veremos si el caudal electoral del gobernador del Alto Paraná Roberto González Vaesken, quien derrotó a Honor Colorado, se mantiene o se elevó. O si el clan Zacarías Irún, con ayuda de otros sectores cartistas, logra reagrupar a su debilitada tropa para recuperar el poder municipal.
Tal vez no se pueda descartar a un candidato de un posible tercer espacio colorado de los sectores nicanoristas o del diputado por el Alto Paraná Ramón Romero Roa, que puedan conformar un frente “distinto” dentro de la ANR.
Si cualquiera de estos tres sectores llega a ganar en las internas coloradas, se posicionará como un fuerte candidato no solo para la administración municipal, sino también pensando con fuerza expansiva hacia otros futuros comicios.
Estos comicios en Ciudad del Este deben servir a la oposición para despertarse. Es ahora o nunca. Los liberales, llanistas y efrainistas, tienen la magnífica oportunidad de ofrecer un candidato distinto, potable, no averiado, para arrebatarle la administración a los colorados. Si ponen al ahijado político (para no decir títere) de un legislador o líder zonal cuestionado, es muy probable que pierdan. Además, enviarían así un lamentable mensaje a la ciudadanía.
La pregunta que salta ahora es: ¿Habrá algún candidato no colorado ni liberal en estas elecciones municipales? Más que nunca, surgen nombres importantes que tienen serias chances de sentarse en la silla ocupada anteriormente por McLeod. Se pueden citar dos: el concejal Miguel Prieto (independiente) o el propio diputado Jorge Brítez, ex Cruzada Nacional, quien fue uno de los últimos garroteados por la turba zacariistica en estos días.
La otra pregunta que salta es: ¿Qué incidencia negativa podría tener en los electores esteños la conducta del concejal Kelembu Miranda, quien abiertamente se unió a sus colegas cartistas y al liberal llanista hijo de la senadora Zulma Gómez? Eso lo sabremos recién el 5 de mayo, aunque muchas veces las mediciones electorales y el pronóstico climático de la calle ya te lanzan tendencias ciertas.
Y en el otro rincón, como se dice en el boxeo o en UFC, están los que deciden: los electores. Cerca de 200.000 empadronados tienen en sus manos definir qué clase de administración municipal quieren: el “nuevo rumbo” que acaban de despedir, una del mismo signo pero que gobierne “con la gente” o, directamente, de la línea opositora porque ya están cansados de tanto coloradismo. El misterio se conocerá el 5 de mayo, pero mañana se sabrá si Kelembu sigue o no como intendente interino.