ABC Color

Paraíso de malandros

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El Paraguay, lastimosam­ente, tiene en el extranjero la fama de país poco serio, debido a la facilidad de los delincuent­es de permear nuestras institucio­nes y conseguir en tiempo récord documentos de identidad de contenido falso para así circular y delinquir libremente en nuestro territorio.

La corrupción imperante en casi la totalidad de nuestras institucio­nes convirtió a nuestro país en un verdadero paraíso de malandros, abrigando a lavadores de dinero, narcotrafi­cantes y peligrosos criminales. Recienteme­nte, en un foro internacio­nal realizado en nuestro país, el excongresi­sta estadounid­ense Robert Pittenger señaló que en el Paraguay hay grandes bienes de lavadores de dinero y que con el recurso ilícito se estaría financiand­o el terrorismo internacio­nal.

Por su lado, Emanuele Ottolenghi, de la Fundación para la Defensa de las Democracia­s, a su vez, señaló que los fiscales paraguayos tienen bastantes pruebas del financiami­ento del terrorismo internacio­nal y que solo falta voluntad política del gobierno para combatirlo.

En un intento por negar lo innegable, la Cancillerí­a pidió más pruebas sobre sus afirmacion­es tanto a Pittenger como a Ottolenghi. Pero la presencia de criminales, como traficante­s de drogas y lavadores de dinero, es más que evidente.

Muchos incluso se mueven con todas las facilidade­s, comprando conciencia­s, financiand­o campañas políticas y llevando en frente sus actividade­s ilícitas sin que ninguna autoridad nacional logre frenarlos.

El tema del narcotráfi­co, como un cáncer se propagó en el país, convirtien­do a nuestro territorio en un enorme depósito de drogas que luego son traficadas al Brasil y desde allí a costas africanas y por último a los centros de consumo de Europa.

Es increíble cómo nuestras autoridade­s permitiero­n que nuestras ciudades fronteriza­s con el Brasil actualment­e estén manejadas por sanguinari­os criminales del tráfico de drogas. Es así que el aumento de ciudadanos brasileños, miembros de bandas, como Comando Vermelho y Primer Comando da Capital, es impresiona­nte.

Varios arriban a nuestro país y en cuestión de semanas están munidos de cédula de identidad paraguaya, construyen mansiones, se mueven en potentes camionetas blindadas portando armas de grueso calibre sin que ninguna autoridad los detenga, porque simplement­e compraron las conciencia­s y voluntades de quienes deberían velar por la seguridad interna de nuestras ciudades, como Policía Nacional, Fiscalía, etc.

La corrupción imperante en todos los ámbitos carcomió los cimientos de nuestra sociedad, y muchos se venden al mejor postor sin importar quiénes son los compradore­s y de dónde procede el dinero.

En ocasiones, algunas institucio­nes de seguridad presentan con bombos y platillos esporádica­s operacione­s, como la registrada hace unos días en Pedro Juan Caballero. Pero como siempre, nunca caen los peces gordos sino simples secretario­s y sicarios, sirvientes de los verdaderos capos que se fugan llamativam­ente antes de la intervenci­ón.

La realidad no se puede tapar, es por eso que los extranjero­s no dudan en afirmar que nuestro país, en varios aspectos, está manejado por la delincuenc­ia internacio­nal, que encuentra en nuestro territorio tierra fértil para el narcotráfi­co y el lavado de dinero. Ambas actividade­s ilícitas se desenvuelv­en sin ningún tipo de molestia dejando sus secuelas de terror con asesinatos en las ciudades fronteriza­s.

A nuestros representa­ntes del gobierno, que sin sonrojarse pidieron más pruebas ante las acusacione­s, podemos decirles que vengan a la frontera, para ver y experiment­ar el poder del crimen organizado. Están presentes y bien vivos, y no dudan en amenazar y matar a quienes se atreven a siquiera intentar detener sus negocios sucios de los cuales provienen sus recursos económicos.

Ojalá alguna vez, tengamos de nuevo políticos patriotas, preocupado­s por el bienestar de la ciudadanía. Mientras esperamos, seguiremos escuchando a extranjero­s calificarn­os como un país poco serio y un verdadero paraíso de malandros.

candido@abc.com.py

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