Adicción a las drogas e inseguridad azotan la zona de Santísima Trinidad
Vecinos de Santísima Trinidad sufren constantemente la inseguridad, debido a la presencia de adictos a las drogas que suben de las zonas bajas de Asunción. Es así que en la comisaría 12ª de Asunción diferencian, según la presencia y los hechos delictivos
El subjefe de la comisaría 12ª, comisario Aquiles Villalba, explicó que tienen diferenciadas tres zonas en Santísima Trinidad.
Primero, una zona crítica con alta presencia de adictos que abarca desde el río Paraguay, la avenida Costanera, la zona de damnificados hasta la avenida Artigas. “Acá casi nunca son suficientes los recursos para atender las necesidades de la zona baja, como accidentes de tránsito, caídas de motociclistas, despojos, adictos que crean zozobra. Casi siempre se precisan dos camionetas por la zona”, señaló Villalba.
Luego, una franja media, que comprende entre las avenidas Artigas y Santísimo Sacramento, hasta la zona del Jardín Botánico de Asunción, donde ya hay habitantes de clase media. Hasta aquí arriban los adictos para perpetrar despojos y hurtos domiciliarios, que según el jefe policial, son los hechos más denunciados.
Por último, una zona alta que comprende desde Santísimo Sacramento hasta el Hospital Central del Instituto de Previsión Social (IPS) y el Parque de la Salud, donde existen modestas viviendas que son atracadas por los adictos una vez que identifiquen a los dueños, pues sus habitantes trabajan en oficinas y aprovechan que durante gran parte del día no están en ellas, pese a que muchas casas tienen cámaras de circuito cerrado.
Principal problema
El comisario Villalba manifestó que “el problema es el consumo de drogas, como crack, marihuana, cocaína y la falta de tratamientos”. Al respecto cuestionó que “nuestros adictos no están recibiendo tratamiento, ya que la adicción se agrava con los días, aumenta en volumen, su dosis, representa más gasto y costo de mantenimiento del adicto”.
Menores adictos
Villalba lamentó que ya desde los 10 o 12 años se inicien en la drogadicción y consideró que se debe a “un grado importante de precariedad, casi indigencia de muchas familias ribereñas, además de la falta de tratamiento efectivo”.
Señaló que en sus inicios una persona puede consumir 1 gramo de crack, pero en los próximos seis meses su dosis puede aumentar a razón de 25 gramos por día. Igualmente, la cantidad de adictos crece en proporción de 1 por 5, es decir, que basta que solo un integrante pruebe crack, meses después, los otros cuatro ya estarán consumiendo.
Su avance hacia las otras zonas se debe principalmente a que buscan sitios donde drogarse y de paso conseguir algún bien con el cual conseguir su droga.