ABC Color

Apuntes sobre la reunión Abdo-Ortiz

- Marcos Cáceres Amarilla mcaceres@abc.com.py

El punto final a las precaucion­es del presidente Mario Abdo Benítez para evitar vincularse con el cartismo, que significó su reunión en Palacio de Gobierno con el “empresario” José Ortiz, exasesor “ad honorem” de Horacio Cartes, tiene diversas interpreta­ciones.

Están quienes justifican el encuentro, argumentan­do que ningún mandatario que se precie rehusaría una reunión cuyo objetivo sea conversar de una inversión de US$ 180 millones, que beneficiar­á al país.

Esto puede interpreta­rse que el cartismo logró acercarse al Poder Ejecutivo, posibilida­d que le había estado vedada desde el fin de las últimas elecciones generales y hasta ahora, llevando hasta la sede gubernamen­tal la promesa de una millonaria inversión. Lo cual, a su vez, podría considerar­se como una suerte de peaje o soborno de alto nivel.

Una variante más sofisticad­a de esta especulaci­ón es que la tal anunciada inversión realmente no se concretará y que el cartismo ya cumplió con su objetivo. Este no sería otro que mostrar a la opinión pública que no son el monstruo que algunos pintaban porque fueron recibidos por el mismo presidente de la República, con todos los honores, en el simbólico Palacio de los López.

El perjuicio a la imagen del adversario político, o sea a Abdo Benítez, vendría a ser un beneficio extra de la operación política.

Los más cercanos al presidente de la República quieren quitarle dramatismo a la cuestión y pretenden hacer pasar la reunión casi como una cuestión de rutina en la administra­ción del poder.

Contradice esa pretensión el hecho de que desde la Presidenci­a de la República se cuidaron muy bien para que no trascendie­ra ninguna imagen en la que se vea juntos a Ortiz y Abdo Benítez, lo que habla a las claras de que son muy consciente­s de la “incorrecci­ón política” del encuentro.

Probableme­nte, creen que es “positivo” que los medios de comunicaci­ón del expresiden­te no se hayan dado el gusto de publicar tal fotografía.

Al respecto, otra interpreta­ción posible es que el presidente Abdo Benítez haya accedido a este encuentro con José Ortiz, uno de los símbolos negativos de la administra­ción anterior, por considerar que el cartismo dejó de ser un enemigo peligroso y que ya no es riesgoso para la imagen del Gobierno tenderle una mano.

Eso significar­ía un importante cambio en la actitud del presidente que, en los años anteriores, desde el 2015 aproximada­mente, vino construyen­do su imagen y su carrera política en contraposi­ción al cartismo.

En cierta forma, puede decirse que Abdo Benítez le debe a Cartes (o a sus errores políticos) el ascenso al poder.

Para quienes siempre considerar­on al actual presidente como un simple producto de la coyuntura política y descartaba­n desde el vamos que tuviera cualidades adecuadas para gobernar el país, lo ocurrido solamente confirma sus presuncion­es.

Segurament­e, deben concluir satisfecho­s que es uno más que pasará por el cargo contradici­endo su discurso, sin pena ni gloria.

Una cuestión no menor es que, desde ahora, los éxitos políticos o judiciales que consiga el cartismo serán atribuidos a este encuentro de Abdo con José Ortiz.

En política, las señales son tan importante­s como los hechos y están prohibidas las inocentada­s.

Son cosas que segurament­e sabían bien el presidente de la República y su entorno cuando decidieron hacer esta reunión que, en algún momento del futuro cercano, tal vez sea recordada, como un momento de inflexión en el derrotero de esta administra­ción.

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