Bofetada a la corrupción y al poder de turno en CDE.
La victoria del edil con permiso Miguel Prieto (Movimiento Conciencia Democrática Esteña) en los comicios para elegir al intendente de Ciudad del Este implica un gran triunfo de la ciudadanía libre y honesta de la zona esteña y, por extensión, de todo el país, así como un duro golpe para quienes no advirtieron que la población estaba harta del latrocinio y de la prepotencia que el repudiable clan de los Zacarías Irún promovió durante más de diecisiete años desde la administración municipal. También fue un cachetazo para el presidente de la República, Mario Abdo Benítez, quien en mala hora encargó el vicepresidente Hugo Velázquez ocuparse de las elecciones internas y luego buscar la unidad colorada con los seguidores del matrimonio Zacarías IrúnMcLeod. Ante el catastrófico resultado adverso de su gestión, el vicepresidente Velázquez surge como un nuevo “mariscal de la derrota”. La clase política tradicional continúa ajena al sentir de la gente, que repudia la corrupción, la prepotencia, la manipulación de las instituciones desde los gobiernos de turno.
La victoria del edil con permiso Miguel Prieto (Movimiento Conciencia Democrática Esteña) en los comicios para elegir al intendente de Ciudad del Este implica un gran triunfo de la ciudadanía libre y honesta de la zona esteña y, por extensión, de todo el país, así como un duro golpe para quienes no advirtieron que la población estaba harta del latrocinio y de la prepotencia que el repudiable clan de los Zacarías Irún promovió durante más de diecisiete años desde la administración municipal. También fue un cachetazo para el presidente de la República, Mario Abdo Benítez, quien en mala hora encargó al vicepresidente Hugo Velázquez ocuparse primero de las elecciones internas para lograr la candidatura del “añetete” Wilberto Cabañas, y luego concertar la unidad colorada con los seguidores del matrimonio Zacarías Irún-McLeod, imputado por delitos tales como declaración falsa, lavado de dinero y asociación criminal. Ante el catastrófico resultado adverso de su gestión, el vicepresidente Velázquez surge así como un nuevo “mariscal de la derrota”.
Para expresar el apoyo del Poder Ejecutivo a Cabañas, el candidato colorado “añetete” vencido anteayer –un exconcejal departamental que nunca se destacó por criticar al clan–, estuvieron en los locales de votación los ministros Arnoldo Wiens y Carla Bacigalupo, en tanto que el presidente de la Essap SA, Natalicio Chase, se instaló en una seccional colorada.
Es decir, si la ANR sufrió su primera derrota en Ciudad del Este al cabo de 62 años, Mario Abdo Benítez conoció su primer revés electoral en el ejercicio de su actual cargo. Está visto que el senador Javier Zacarías Irún (ANR) ya no es el “gran elector” de la capital esteña. También resulta claro que el apoyo del Estado y de Itaipú Binacional –sugerido por Velázquez en su oportunidad– pesó menos que el repudio a la corrupción y la arbitrariedad que antes se expresó en las calles, se tradujo después en un pedido de la Junta Municipal y culminó en la destitución de la intendente Sandra McLeod por la Cámara Baja. Al derrotar al caballo del comisario y a sus funestos aliados, los pobladores de Ciudad del Este, entre quienes los jóvenes tuvieron un gran protagonismo, culminaron felizmente una larga campaña de saneamiento institucional, en beneficio propio y en el de todos sus compatriotas que quieren un país sin clanes ni caudillejos que se enriquecen ilícitamente.
Lo acontecido el último domingo revela que es posible librarse de los sinvergüenzas recurriendo a las manifestaciones pacíficas y a los mecanismos previstos en la Constitución y en la ley. Por eso, puede ser además entendido como una victoria de la democracia y una clara señal de madurez cívica. También el PLRA, por cierto, debería tomar nota de que el color y la polca servirán cada vez menos para ganar el voto, razón por la cual deberá ir convenciendo al electorado con actitudes dignas, candidatos potables e ideas nítidas acerca del bien común. Por su lado, Horacio Cartes tendría que buscarse otro “operador político” esteño, pues quien alguna vez lo trató de narcotraficante está de capa caída al haber sido castigado por la ciudadanía antes de serlo por la Justicia, como es de esperar.
Tras confirmarse que será el próximo intendente, Miguel Prieto afirmó que se necesitaba “trabajar unidos para rescatar de la corrupción a la ciudad”. El rescate no será nada fácil, considerando que esa lacra está bastante arraigada en la administración municipal. Algunas medidas saneadoras ya fueron tomadas durante la intervención, pero resta muchísimo por hacer, por lo que será de gran trascendencia que el nuevo intendente inicie cuanto antes la gran patriada depuradora. Para el efecto, debe rodearse de personas honestas e idóneas,
poniendo bajo la lupa los antecedentes de cada uno de sus colaboradores.
En Ciudad del Este circula mucho dinero sucio, siendo de temer que más de uno de ellos sucumba a alguna tentación. En otros términos, hay que “trabajar unidos”, pero no con quienes directa o indirectamente han venido gozando de los frutos generados por el sistema montado por el repugnante clan. Los intereses en juego son bastante fuertes, de modo que el nuevo intendente debe tener el coraje de enfrentarlos con la ley en la mano. No sería raro que sus exponentes traten no solo de sobornarlo, sino también de amedrentarlo, porque les costará mucho renunciar a seguir lucrando a costa de la ciudad. Están acostumbrados a las corruptelas, lo mismo que los funcionarios que están a su servicio y que podrían sabotear la gestión del nuevo jefe comunal. Es de suponer que los Zacarías Irún aún tienen sus ojos y oídos en la Municipalidad, así que habrá que prestarles mucha atención.
Habiendo sido edil, el nuevo intendente sabe cómo venía operando el entramado delictivo. No podrá alegar, pues, que ignoraba en qué difícil terreno se había metido al asumir la responsabilidad de defender a la población frente a quienes la han saqueado durante casi dos décadas. Tiene ahora el deber de no decepcionarlos, honrando su compromiso. Será observado no solo por los esteños y las esteñas, sino también por sus compatriotas en general que necesitan creer en que es posible desembarazarse de los bandidos empotrados en las entidades públicas y administrar con probidad lo que pertenece a todos.
La clase política tradicional, por su parte, continúa ajena al sentir de la gente, que ya está harta de la corrupción, de la prepotencia, de la manipulación de las instituciones desde los Gobiernos de turno. Ya no acepta que los que gobiernan financien con el dinero de sus impuestos a sus impresentables candidatos para eternizarlos en el poder. Bien lo dijo la
senadora Georgia Arrúa (PQ) que los partidos tradicionales no entendieron el hartazgo de la ciudadanía. En las redes sociales también se pueden leer algunos mensajes significativos, como “Aprendan partidos tradicionales y sus políticos lacra”; “La ciudadanía decente está cansada de los corruptos de siempre”. “Si la clase política aún no aprendió la lección, en las municipales del 2020 y en las generales del 2023 tendrán tiempo de estudiar en la llanura”. (Los políticos) “no podrán seguir vendiendo espejitos” y otros.
En poco tiempo tendremos nuevas elecciones, y Ciudad del Este demostró a muchas otras localidades donde reinan clanes o dirigentes “escombros” que la ciudadanía honesta unida, con el protagonismo de los jóvenes que anhelan un país mejor, pero que ven cerrados sus caminos por sinvergüenzas de todo tipo, puede arrinconarlos y enviarlos a la cuneta. Este renacer ciudadano no debe flaquear, sino avanzar con más fuerza para el bien del país.