Estado narco
Las últimas intervenciones de la Secretaría Nacional Antidrogas (Senad) en el departamento de San Pedro, en las cuales se obtuvieron resultados de impacto contra los grandes narcos, ocasionándoles pérdidas multimillonarias con el comiso de cocaína, avión, vehículos y estancias, son señales claras de una lucha seria contra este flagelo.
Es más, fueron detenidos y procesados los dueños de la carga y efectivos de la Policía Nacional que lucran a niveles inimaginables dando protección a los narcotraficantes para que estos operen con absoluta impunidad.
Es bien sabido que los protegidos de los uniformados nunca caen, y en el mejor de los casos son encarcelados insignificantes mulas. Este hecho indigna a la población porque el decomiso de pequeñas cantidades de marihuana en un país donde se cultiva miles de hectáreas con dos y hasta tres cosechas al año, resulta ser una burla.
No decimos que los pequeños narcos no deben caer, pero la prioridad del Estado, entiéndase Senad, Ministerio Público, la Policía Nacional e incluso el ejército deben ser las grandes estructuras que perpetran el tráfico internacional y también de paso alimentan a los microtraficantes y narquitos de cuarta que finalmente son los que más están llenando las cárceles de nuestro país.
La caída de policías corruptos es una muy buena señal y extremadamente necesaria. Como venimos repitiendo en esta columna, en el Paraguay no hay fiesta sin permiso y desde tiempos inmemoriales el uniforme policial se tiñó con los colores y olores de la droga. En algunos casos, lo único que falta es que se tatúen en el pecho las siglas del PCC.
Los puestos de control, subcomisarías, comisarías y hasta direcciones departamentales, como reconociera en las redes sociales hasta un miembro de la Policía Nacional se convirtieron al parecer en puestos de recaudaciones, en donde se llenan decenas de maletines para luego distribuir de abajo para arriba, hasta llegar hasta los más altos mandos.
Ojalá sigan cayendo los grandes traficantes y los enemigos de la patria uniformados, juntos, para que alguna vez termine el Estado narco.
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