Una semana de terror
De las tantas noticias negativas de la semana que concluyó ayer, hay tres que se destacan notoriamente. Una es peor que la otra, pero todas golpean seriamente la moral y el bolsillo ciudadano de manera silenciosa.
En primer lugar, fuimos testigos de la grosera indemnización de unos US$ 1.200.000 que recibirá –o tal vez ya se hizo efectiva– para el ex director técnico de Itaipú José Sánchez Tillería. Los que justifican este pago se aferran a un contrato colectivo, que a todas luces es grosero para nuestra sociedad.
Ningún trabajador del país del sector público debe obtener esta clase de beneficios, no solo porque desangra una institución sino porque este país aún tiene sectores de miseria que piden a gritos un auxilio financiero.
Me extraña sobremanera que hasta hoy ninguna autoridad nacional se haya ocupado de poner freno a este inmoral desembolso. Al contrario, parece que están alentando este tipo de prácticas discriminatorias dentro de la propia clase trabajadora. Por un lado están los de las binacionales, que son “de primera clase” solo salarialmente hablando, y por otro, los del sector privado, que son considerados como una especie de ciudadanos de tercera categoría.
Un trabajador de la binacional de hecho ya tiene un buen nivel de vida a lo largo de su contrato, no solo con buenos salarios, subsidios por energía eléctrica, pagos de cuotas de las escuelas de sus hijos, alimentación, seguro médico, premio por título universitario, etc. No contentos con esto, se llevan un vagón de dinero al retirarse tras años de servicio.
Hasta se comprendería la parte de los salarios y beneficios si el plantel de las binacionales fuera 100% calificado, con concursos de ingresos bien exigentes y profesionales patriotas que estén peleando como espadachines por la soberanía energética. Sin embargo, con el acta firmada el 24 de mayo vimos todo lo contrario.
Plausible la decisión del bloque liberal llanista en el Senado que al menos emitió un comunicado de repudio al caso Sánchez Tillería. Ojalá que otros sectores políticos le imiten y que esta semana se traduzcan en verdaderas acciones para frenar esta bofetada a la ciudadanía.
Otro hecho casi similar se vio en la Cámara de Diputados. Una vez más. La mayoría de los legisladores decidió utilizar nuestro dinero para que ellos se jubilen a los 10 años de aporte. Es decir, se autodesignaron también como ciudadanos de “primera categoría”.
El resto de los trabajadores del sector privado están obligados a aportar 30 años y llegar a los 60 de edad para jubilarse con el régimen ordinario del 100%. Pero los parlamentarios no quieren esperar mucho tiempo y entonces meten la mano en el fisco tranquilamente. En este caso la mayoría de las bancadas políticas se ponen de acuerdo para no “patear la olla”.
El tercer hecho repudiable es el asqueroso blanqueo a los intendentes con serias sospechas de corrupción. Esto ocurrió el martes pasado también en la Cámara de Diputados.
Sencilla es la jugada. En julio de 2020 se realizan las internas municipales y varios de estos jefes comunales forman parte del equipo político de varios diputados. Si estos legisladores votan por la destitución o intervención de sus municipios, estos intendentes no trabajarán para que sigan en sus bancas. Entonces, se recurre a la vieja y repudiable solución “política”, que en cristiano se llama: “impunidad”. Así de sencillo es el tema.
Pasamos una semana de terror. Yo no sé hasta cuándo podemos aguantar tantas bofetadas que vienen desde el poder. Folclóricamente se dice que el paraguayo solo se inmuta pero no reacciona. El riesgo es que cuando queramos reaccionar ya no quede nada.