Certificado de impunidad
Una vez más la mayoría de los diputados, en este caso colorados y liberales, volvieron a desafiar a la ciudadanía, otorgándole el “blanqueo” o impunidad política a tres de sus colegas: los acusados Ulises Quintana (ANR, Añetete) y Carlos Portillo (PLRA, efrainista) y al imputado Tomás Fidelino Rivas (ANR, cartista). No es poca cosa lo que hicieron. Incluso, ni se imaginaron las consecuencias que puede llegar a tener esa nefasta decisión.
Evidentemente los diputados tienen una “pirámide” jurídica distinta a la del señor Kelson. Ya lo demostraron en ocasiones anteriores y pese a la reacción ciudadana persisten en aplicar el corporativismo para la defensa de sus intereses personales o sectoriales por encima de lo colectivo. Lamentablemente es una horrible costumbre que está en el ADN de muchos paraguayos, digno de un estudio sociológico profundo.
Al priorizar cuestiones personales o sectoriales, demuestran públicamente que desconocen totalmente sus funciones. O sea, los 43 o más diputados que votaron por el “blanqueo” de sus tres colegas se tienen que ir a sus casas porque están prostituyendo un sistema republicano que les obliga constitucionalmente a ser diferentes a como se vienen comportando.
Me recuerda el típico caso de la tortuga que amanece sobre un palo. Imagínese esa imagen y lo primero que se me viene a la cabeza es cómo llegó hasta ahí. Bueno, eso mismo nos preguntamos cuando vemos a ciertos personajes sentados en unas bancas legislativas.
Lamentablemente la conciencia ciudadana en esta oportunidad parece estar mojada y no se prendió aún como en ocasiones anteriores, con excepción de dos importantes shoppings (Mariscal y Mariano), una sastrería (Robert), la Asociación de Sastres y el restaurant La Tarantella. Y a esto se sumó el embajador de los Estados Unidos de América en Paraguay, Lee McClenny, con mensajes en las redes sociales autodirigidos.
Los legisladores que saben leer gestos diplomáticos deberían estar preocupados porque desde la Cámara de Diputados le otorgaron un certificado de impunidad a tres procesados pero especialmente a uno, acusado por tener vínculos con el narcotráfico.
De paso el Ejecutivo debería apretarse de la cabeza porque el país va sumando méritos para que Gafilat le castigue. Desde Darío Messer hasta ahora.
No sabemos si la Cámara Baja, que preside Pedro Alliana (ANR, cartista), le lanzó también un mensaje al Poder Judicial, diciéndole: “Mirá que para nosotros estos tres colegas son inocentes y no se les ocurra querer castigarlos”. No sabemos. Pero la esperanza institucional que tiene la ciudadanía es la Diosa Astrea pero con la venda puesta en el ojo porque no vemos ningún interés en la mayoría de los diputados en rever esta situación. Al contrario, se enorgullecen de sus decisiones y hasta están convencidos que hicieron bien.
Salvo honrosas excepciones, la Justicia paraguaya debe sacudirse de la influencia política que reciben. Pero eso se logran con sentencias firmes y no con lindos discursos y diplomas colgados de distintos países en bellas oficinas.
Finalmente ,llama poderosamente la atención que ningún almacén, bodega, kiosko, puesto de venta de yuyos, farmacia, etc. de los departamentos de Alto Paraná y Paraguarí, de donde son oriundos estos tres legisladores, no se pronunciaron aún. Quizás por temor, desinterés o desinformación. Cualquiera de las tres opciones son preocupantes porque los electores de estos departamentos tranquilamente pueden votar de nuevo por candidatos torcidos. Quedan nueve meses para las internas municipales (12 de julio de 2020) y ahí veremos si aprendimos la lección.