Corruptos y ladrones
El obispo de Caacupé, monseñor Ricardo Valenzuela, con la vehemencia que lo caracteriza, días atrás se refirió al grave problema de corrupción que afecta a nuestra sociedad desde hace algunos años. Al respecto, dijo que nadie puede seguir soportando tanta corrupción imperante, por lo que urge que se restituya el fruto de las transacciones deshonestas o de lo contrario ir a la cárcel como corresponde.
A diario vemos en las noticias casos de estafas, robos, corrupción y latrocinio. Hay denuncias, pruebas supuestamente contundentes y hasta incluso detenidos, pero nunca hemos visto que se haya devuelto alguna vez lo que se robó y que los verdaderos culpables hayan pagado por sus crímenes. Los que van a la cárcel son por lo general los funcionarios del eslabón más bajo, los que ni siquiera obtuvieron beneficios reales y que solo se limitaron a cumplir órdenes.
Esa es la realidad de nuestra mal llamada justicia, que de justa no tiene nada, penosamente.
Nuestras cárceles están abarrotadas de ladrones de gallinas, motochorros y ladrones de poca monta. Mientras los verdaderos delincuentes de la cosa pública se dan la gran vida, ostentando su fortuna en viajes alrededor del mundo o en grandes y fastuosas fiestas. Comprando vehículos lujosos y construyendo mansiones. Convirtiéndose en nuevos ricos luego de cada periodo como autoridad. Así vemos a muchos exintendentes y exgobernadores convertidos en grandes hacendados.
En un país ideal todos los sinvergüenzas y saqueadores que se enriquecieron mientras ocuparon un cargo en la función pública deberían ir a la cárcel y devolver con creces los frutos del latrocinio vergonzoso. Pero, eso sería demasiado pedir en un país en el cual el castigo para el corrupto y el filibustero se destaca por su inexistencia.
La última esperanza es la ciudadanía cansada de tanta desvergüenza, que cada día acude a los hospitales y no consigue médicos ni medicamentos. Los que ni siquiera tienen lo básico para vivir. Esa ciudadanía que no se queda solo con expresar su disconformidad en las redes sociales, sino esa que sale a la calle, escracha a los corruptos y exige que la justicia actué como corresponde. Si la ciudadanía calla, los corruptos y ladrones seguirán gobernando este país.