Sacerdocio desafía en medio de tormentas
Con su alba (sotana) puesta, otros ajustándose el cíngulo, se ubican en la fila procesional. Son los seminaristas que ayer celebraron el Día de la Familia.
Se trata de 150 jóvenes que dicen ser llamados por Dios para servir al semejante y, sobre todo, recuperar la imagen del sacerdocio, que no escapó de la tormenta de los escándalos.
El Seminario Mayor Nacional del Paraguay, dependiente de la Conferencia Episcopal Paraguaya (CEP), y que se encuentra en las afueras de Asunción, es la institución que forma a los sacerdotes que servirán en las parroquias de todo el territorio nacional. Aquí la vida se realiza en comunidad.
Orientación a postulantes
Los superiores orientan a los candidatos en la misión que les espera. Para ello tienen una formación académica de siete años: tres de filosofía y cuatro de teología, además de la espiritual, que es paralela a los años de convivencia en el seminario.
Todos los que asisten son preparados en los valores cristianos y en el compromiso que deberán asumir cuando, una vez sacerdotes, su obispo los destine a trabajar en una parroquia u otra institución.
Todos los que asisten, los que actualmente se están formando, son conscientes de la situación que atraviesa la jerarquía, un tanto desacreditada por los escándalos que salpicaron a algunos cardenales, obispos y sacerdotes.
Los seminaristas coinciden en que hay que revertir esa imagen y que ellos están llamados a ser partícipes de ese desafío de ser de nuevo los pastores que guían al rebaño hacia el Reino de Dios.