Mesa acorta distancia frente a Evo
LA PAZ (AFP). Los bolivianos celebran mañana elecciones presidenciales con final abierto, quizás las más reñidas de su historia, en las que el actual presidente Evo Morales enfrenta a Carlos Mesa, único rival capaz de forzarlo a un inédito balotaje. Renovarán también un Congreso bicameral de 136 miembros.
Morales se vio favorecido por un fallo del Tribunal Constitucional que lo habilitó en 2017 para una reelección indefinida, alegando que se trata de su derecho humano, un año después de perder un referendo que consultaba a la población sobre el tema.
Los últimos sondeos dan ventaja con márgenes estrechos a Morales, que estaría lejos de arrasar como lo hizo desde su primer triunfo en 2006 y en dos reelecciones en las que avasalló a sus adversarios.
Un sondeo de una universidad estatal le da 32,3% al mandatario y 27% a Mesa.
Por su lado, los datos comparativos elaborados por la fundación Friedrich-Ebert-Stiftung (FES) muestran que Morales recogería un 44% de los votos, mientras Mesa un 32%. Sin embargo, el caudal de indecisos es grande, 11%, por lo que el escenario es imprevisible.
Mediciones de medios locales señalan que Morales no podrá alcanzar en la primera vuelta la mitad más uno de los sufragios válidos o el 40% de los votos y una ventaja de diez puntos sobre Mesa, para encumbrarse a un nuevo mandato, por lo tanto tendrá que ir a segunda vuelta.
Frente a esa posibilidad, Morales apuntó en el último tramo de su campaña toda su artillería para estirar la diferencia y mantener la hegemonía en la Asamblea Legislativa Plurinacional (ALP), como en sus últimos dos mandatos, lo que le valió imponer sus políticas a discreción.
Su objetivo, ha dicho en más de una ocasión, es alcanzar el 70% de los sufragios válidos en esta elección en la que están convocados unos 7,3 millones de bolivianos.
La decisión de Morales de volver a postularse es mal vista por un gran segmento de la población y fuertemente criticada por la oposición, que cree que si gana Bolivia va camino hacia una autocracia.
Mesa, que logró reunir en el último tramo de la campaña a actores políticos de distintos signos, es el único de los ocho opositores en liza con capacidad para poner fin a 14 años de gobierno de Morales.