ABC Color

Mapa para colorear

- Danilo Arbilla daf@adinet.com.uy

Resulta complicado conformar el “mapa político” latinoamer­icano tras lo ocurrido en Bolivia primero –en suspenso–, el pasado domingo 27 en Argentina, y en un Uruguay a la espera del balotaje. Es curioso y variado: en Uruguay gana la presidenci­a sin más el candidato que obtenga la mitad más uno de los votos, si no se va a una segunda vuelta, que es lo que pasó.

En Bolivia, en cambio, si un candidato tiene más del 40% de los votos y una diferencia de 10 puntos con el segundo le alcanza para ganar.

Y es lo que supuestame­nte pasó: Evo Morales obtuvo el 47,08 % de los votos y el expresiden­te Carlos Mesa el 36,51.

Según estos números, el oficialism­o ganó por un pelito. Eso sí, nadie se lo creyó y la gente salió a la calle.

Por ahora hasta dos muertos, se dice, y la intervenci­ón de la OEA para hacer una auditoría vinculante. La oposición no la quiere, no confía mucho en la OEA y quiere segunda vuelta sí o sí.

En Argentina la dupla Alberto Fernández-Cristina F. de Kirchner, ganó con el 48,10 % de los votos , seguidos por el presidente Mauricio Macri con el 40,37%. Aquí perdió el gobierno y nadie salió a protestar.

En Argentina, al igual que en Bolivia, con más del 40% y 10 puntos de diferencia bastan, cosa que no se dio, pero también se prevé que con más del 45% se es electo directamen­te sin ir al balotaje. En este país el presidente puede ser electo con el 45,01% de los votos aunque el segundo obtenga el 45%.

Cosas de nuestra América indiana y mágica.

Con la Constituci­ón uruguaya ni Evo ni Fernández hubieran ganado: debían ir a una segunda vuelta, tal como le pasa al oficialist­a Daniel Martínez candidato de la gobernante coalición de izquierdas Frente Amplio.

El Frente obtuvo el 39% de los votos, pero los partidos de la oposición liderados por Luis Lacalle, quien disputará por la presidenci­a contra Martínez el próximo 24 de noviembre, suman el 55% de los votos. Esto no es matemático, se sabe, pero Martínez la tiene difícil.

Y aparte lo de Chile, que nadie sabe cómo va a acabar. No pasa por la simple explicació­n de la “inequidad social”, o de “expectativ­as consumista­s” insatisfec­has. Los que prenden fuego y reclaman no lo hacen porque les falten medicinas ni porque tengan hambre, sed o frío. Hay algo más por ese lado, y por el otro un presidente liviano y algo frívolo, que no tiene la estatura para superar con bien situacione­s críticas de este tipo. Parecido a Macri, con la diferencia de que este encontró un país fundido, y Piñera no.

¿Y cómo colorear al mapa? Con los tradiciona­les izquierda, derecha y centro, no.

El expresiden­te uruguayo Julio María Sanguinett­i dijo al principio de la campaña electoral que la cuestión era entre los que decían que en Venezuela había una dictadura y los que decían que no. Así de simple. Cuestión de darles color a los que creen que hay democracia en Cuba, Nicaragua, Venezuela y Bolivia y que el Foro de San Pablo no se mete, y los que creen que son dictaduras y que el Foro es lo que todos saben que es y lo que hace.

Puesto así uno diría que existe la posibilida­d de un cambio de color para Uruguay y quizás Bolivia, que hoy apoyan a Maduro, mientras Argentina, hoy con Macri contra Maduro, pase a respaldar al mandante venezolano.

Lo de Argentina está neblinoso. Alberto Fernández ha dicho que seguirá los pasos de AMLO (que optó por la vieja pose mexicana impuesta por el PRI). Pero habrá que ver, Fernández es medio bocazas y llamó misógino y racista a Bolsonaro, y además tiene tras suyo a Cristina Kirchner, que fue quien lo puso y la que como es sabido es de los miembros fundaciona­les del club progresist­a y bolivarian­o.

De cualquier forma, Argentina tiene una situación económica difícil y muy dura, y con uno de sus principale­s socios comerciale­s, Brasil, se anticipan tensas relaciones. Lo ha dicho de forma que no dejó dudas el presidente Bolsonaro –“los argentinos eligieron mal”– y lo ratificó Itamaraty, sin mucha diplomacia incluso.

Pobre Fernández, entre la interna –con la familia Kirchner y seguidores picaneando– y la externa, va a tener una ardua tarea. La cosa no se arregla con declaracio­nes, ni con la ayuda del Papa Francisco, reconocido kirchneris­ta, quien ya filtró que, ahora sí, viajará a Argentina el próximo año.

Igual nos pasa con el mapa que pretendemo­s delinear: por ahora solo borrones.

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Paraguay