ABC Color

Detonacion­es controlada­s

- Marcos Cáceres Amarilla mcaceres@abc.com.py

Las últimas bombas caídas en el escenario político paraguayo, provenient­es del Brasil y de EE.UU., fueron evidenteme­nte detonacion­es controlada­s ya que no provocaron los estropicio­s que podían producir, de haber sido más contundent­es.

La duda que surge es si, en el caso que involucra a Darío Messer y Horacio Cartes, la Justicia brasileña está dando a conocer todas las evidencias que tiene o si deliberada­mente oculta algo más.

Esta última presunción se enmarcaría dentro de un plan con objetivos diversos. Puede que la intención no sea quitar definitiva­mente del medio al expresiden­te Horacio Cartes pero sí causarle un daño que lo haga perder paulatinam­ente posibilida­d de influencia en el ambiente político paraguayo.

Algunos consideran que la iniciativa brasileña tiene, sobre todo, un trasfondo económico, por el perjuicio que les causa el contraband­o masivo de cigarrillo­s desde nuestro país.

Otros lo ven como una ayuda más de Bolsonaro al “amigo Marito”, similar a aquella vuelta atrás en el Acta Bilateral de Itaipú que casi le costó el cargo al mandatario paraguayo. El favor se cobraría a futuro, tal vez con algunos beneficios sustancios­os al vecino país, vinculados a las negociacio­nes en el 2023 sobre la hidroeléct­rica binacional.

Puede que sea también una mezcla de ambas cuestiones, políticas y económicas y revelarían el nivel de dependenci­a del actual mandatario de algunos amigos extraterri­toriales poderosos, que vienen a suplir su debilidad interna.

El caso en el que está inmerso el expresiden­te Cartes tiene además otras complejida­des, como lo demuestra el hecho de que el presidente de la Asociación Rural del Paraguay Luis Villasanti haya salido a defender públicamen­te al líder de Honor Colorado, advirtiend­o que su situación afecta al sector ganadero y calificánd­olo como “un trabajador del campo”.

Es probable que la eventual prisión o extradició­n de HC motive algún cimbronazo político y económico, cuestión que, segurament­e es motivo de evaluación en las decisiones de Estado que se toman en la región.

La otra bomba que cayó en el territorio político paraguayo es el apresamien­to en New Jersey, Estados Unidos, de la exdiputada colorada y precandida­ta a intendenta capitalina Cynthia Tarragó.

La informació­n dice que el FBI investigab­a a la exlegislad­ora, utilizando hasta a agentes encubierto­s en nuestro territorio, desde hace más de un año y que el objetivo era desmantela­r una red de lavado de dinero provenient­e del narcotráfi­co.

Hasta ahora, de la mencionada red, que segurament­e incluye a institucio­nes bancarias, funcionari­os, empresario­s y protección política, casi nada ha trascendid­o.

El Ministerio Público de nuestro país, aparenteme­nte, no manejaba informació­n sobre lo investigad­o y no parece muy interesado en manejarla.

Se levantaron algunas dudas respecto a la actuación de la fiscala general del Estado Sandra Quiñónez. El hecho es que ella debe su cargo al expresiden­te Cartes y eso puede explicar suficiente­mente su desinterés sobre ciertos casos.

Se nota demás un sugestivo interés de parte de los abogados del expresiden­te para que sea investigad­o en nuestro país. Evidenteme­nte, tienen una gran confianza en la Justicia paraguaya.

Existe ahora una tibia movida para el enjuiciami­ento político de Quiñónez. Sin embargo, la iniciativa no irá a mayores si no hay predisposi­ción del Poder Ejecutivo para impulsarlo.

Los efectos políticos en el país por las acusacione­s contra Cartes se comenzarán a ver realmente a medida que nos acerquemos a las fechas de elecciones, el año próximo. Pero, segurament­e, reconfigur­arán el mapa político colorado y nacional.

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