Fin de la “década dorada” de la economía alemana
FRÁNCFORT (AFP).
El crecimiento de la economía alemana se desaceleró en 2019, indicó un organismo oficial, lo que avivó el debate sobre cómo utilizar los superávits fiscales para incentivar el Producto Interior Bruto (PIB).
La primera economía de la Unión Europea (UE) creció un 0,6% en 2019, una cifra que contrasta con el 1,5% registrado en 2018 y el 2,5% de 2017, indicó la Oficina federal de estadísticas, Destatis.
No obstante, la institución señaló que los 10 años sucesivos de crecimiento supusieron para Alemania su mayor expansión desde la reunificación del país, en 1990.
Pero, ahora, “la década dorada a la que ha asistido Alemania en términos de crecimiento está tocando su fin gradualmente”, apuntó Holder Schmieding, del banco Barenberg.
Guerras comerciales, contratiempos políticos como la salida del Reino Unido de la Unión Europea (Brexit), un crecimiento global más lento y un ritmo de variación casi inusitado en el sector automovilístico acabaron pasando factura a la industria alemana en los últimos años.
“El complicado entorno comercial en el extranjero provoca un estrés permanente en la industria alemana”, señaló Fritzi Koehler-Geib, economista jefa del banco público KfW.
En el plano internacional, dos elementos podrían darle un respiro a los fabricantes alemanes, orientados a la exportación: la firma de la “primera fase” de un acuerdo comercial China-EE.UU.; y el reciente voto favorable al Brexit
Con todo, la agencia de calificación Moody’s advirtió de un “deterioro del ambiente global” que “lastrará el crecimiento de la economía de los países miembros” de la UE en 2020.
El banco central alemán, Bundesbank, apuesta por que el crecimiento de este año sea similar al de 2019, pero algunos analistas apuntan que éste podría ser superior, en torno al 1%.
Un crecimiento permanentemente anémico y varios retos estructurales -desde una población cada vez más envejecida a infraestructuras deterioradas, pasando por la transición a la producción de autos eléctricos, hicieron que se multiplicaran los llamados para que Berlín gaste más, tanto desde dentro como desde fuera del país.
Sus detractores, denuncian que los sucesivos gobiernos de la canciller Angela Merkel se han empeñado en aferrarse al dogma de la política de presupuestos para evitar déficit ni deudas, conocida como “cero negro” .
En los últimos años, los miles de millones de euros de superávits presupuestarios no se utilizaron para estimular el crecimiento.