Liderazgos en decadencia
Estamos en un año electoral en el que los partidos elegirán candidatos a intendentes, los colorados en particular elegirán a su próximo presidente y, como nunca, no se ven candidatos seguros ni “caballos de comisario” ni nada parecido. Los grandes liderazgos parecen estar en decadencia.
No es que no haya candidatos para intendente, sino que los que se proponen, en particular para la ciudad de Asunción, no llegan a la categoría de figuras políticas destacadas y menos aún, prestigiosas.
Para más, el rubro de los candidatos “out-siders”, o sea figuras que se postulan por fuera del ambiente político partidario, sufrió un duro golpe con la forma en que salió hace poco del cargo Mario Ferreiro en la Capital.
Quienes ahora se postulen como novedad y tengan como “gancho” el no estar contaminados con la politiquería partidaria cargarán con el lastre de que sus adversarios los vincularán para desprestigiarlos al fracaso político del exintendente asunceno.
Alguna vez, la intendencia capitalina ha sido calificada como la tumba política para quien ocupe el cargo. Casi nadie ha salido indemne luego de ocupar ese cargo y algunos han ido a parar directamente al cementerio reservado para los políticos que pierden todo rastro de prestigio y ya no pueden candidatarse a nada, a menos que lo hagan solamente para pasar desapercibidos y ganarse algunos guaraníes.
Sí o sí, los colorados tendrán en Asunción su caballo del comisario, o sea, un candidato que tendrá la bendición del primer mandatario para postularse y contar con la ayuda del aparato estatal, la de los seccionaleros y la seguridad de que los funcionarios irán obligadamente a los actos proselitistas.
Sin embargo, la experiencia demuestra que el rótulo de “comisario cabayú” no asegura absolutamente nada y menos aún en estos tiempos en que, en términos electorales, es más rentable para un candidato presentarse como ácido crítico de la gestión presidencial.
Aunque la manera estrepitosa en que cayó Ferreiro parece haber servido en bandeja la intendencia para un candidato colorado, lo cierto es que no se ven aspirantes con mucho carisma aunque sean varios: el senador Martín Arévalos, el concejal Julio Ullón, el exdiputado Óscar Tuma, el empresario Juan Manuel Brunetti, el diputado Hugo Ramírez, por nombrar unos pocos. La disputa promete ser fuerte y puede dejar heridos y contusos.
En el PLRA mencionan como candidato al empresario Guillermo Willy Cortes, aunque en realidad no parece haber mucho entusiasmo para promocionarlo. El Frente Guasu postula con más convicción al senador Jorge Querey.
Aparentemente, el negocio de los liberales en Capital son las pocas concejalías que pueden conseguir y con ellas negociar.
A los colorados y a opositores en general les interesan más las concejalías porque se dieron cuenta de que transando a diestra y siniestra pueden hacerse millonarios, negociando porcentajes de licitaciones, rubros para operadores y planilleros que la generosa ciudadanía asuncena pagará sin preguntar mucho.
La esperanza en este sombrío panorama es que algunos dirigentes recuperen algo de sensatez y tengan la iniciativa de generar acuerdos para algunas cuestiones básicas: no seguir robando a mansalva, rediseñar la administración municipal para evitar que se siga desangrando, dotar de infraestructura a la ciudad pensando en el futuro y reforzar los servicios básicos, de recolección, iluminación, limpieza, señalización, etc.
De esta manera, la ausencia de líderes y de mesías que prometen ciudades futuristas puede dar lugar a proyectos realistas, que incluyan a la gente para devolver algo de credibilidad a dirigentes que no hicieron otra cosa que decepcionar la confianza puesta en ellos.